Para poder participar en las elecciones seccionales del 5 de febrero de 2023, nueve asambleístas, electos en 2021, renunciaron a sus cargos para terciar por uno diferente, cumpliendo lo que dicta el artículo 93 del Código de la Democracia. De este número, cinco lograron los votos para ocupar las dignidades a las que postularon.

Pabel Muñoz, Juan Cristóbal Lloret, María del Carmen Aquino, John Vinueza y Soledad Diab son los exlegisladores que alcanzaron nuevos cargos para el periodo 2023-2027.

Con base en los resultados oficiales del Consejo Nacional Electoral (CNE), Muñoz será el nuevo alcalde de Quito, desde el 14 de mayo, día en que se posesionará a todas las nuevas autoridades locales. El candidato de Revolución Ciudadana (RC), lista 5, logró el 25,19 % de los votos, una diferencia de solo 3 puntos porcentuales exactos sobre el exalcalde Jorge Yunda.

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Lloret, también candidato de RC, ocupará la Prefectura del Azuay tras obtener el 20,32 % de los votos. Superó con menos del 1 % a Marcelo Cabrera, la alianza Azuay Primero, quien ha sido dos veces alcalde de Cuenca y dos veces prefecto de la provincia en años anteriores.

Luego está Aquino, exlegisladora independiente, que con el 32,58 % de los votos es la alcaldesa electa de Santa Elena. Superó a Gino González, candidato del movimiento SUMA, lista 23, con once puntos porcentuales.

Otro exasambleísta independiente que ganó es Vinueza. Ocupará la Alcaldía de Riobamba por los próximos cuatro años luego de obtener el 21,99 % de los votos, superando así con seis puntos porcentuales a Doryan Jara, candidato de Pachakutik, lista 18.

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En el caso de Diab, buscó una concejalía de Guayaquil en esta elección por el Partido Social Cristiano (PSC) y resultó electa. No obstante, su partido esta vez tendría minoría en el Concejo municipal tras la victoria de RC con Aquiles Álvarez para la Alcaldía y en ocho concejalías.

En tanto, Carlos Zambrano, de RC, que terció por la Prefectura de El Oro, es parte de los cuatro exasambleístas que no alcanzaron ninguna dignidad en estas elecciones. De entre nueve candidatos, Zambrano obtuvo el 15,11 % de los votos y perdió ante Clemente Bravo, del movimiento Sur Unido Regional (SUR), que logró ser reelecto con el 59,54 % de los sufragios.

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Otro caso del mismo partido es el de Alexandra Arce, quien buscó volver, luego de cuatro años, a la Alcaldía de Durán. Compitió con otros once aspirantes y logró el 24,5 % de los votos frente al 36,28 % de Luis Chonillo, candidato de los movimientos Ciudadano-Durán Puede Más-Renovación-Renovación Total-Construye-Avanza (listas 150-117-61-33-25-8).

Asimismo, otro candidato de RC que renunció a su curul en el Legislativo y que tampoco logró ganar el pasado domingo es Humberto Alvarado, quien aspiraba a ser prefecto de Los Ríos. Alcanzó el 24,55 % de los votos y quedó en tercer lugar. Para esta dignidad fue reelecto el actual prefecto Johnny Terán Salcedo, candidato del PSC, con el 37,7 % de los sufragios.

Por último está el exlegislador Carlos Falquez, quien buscaba de nuevo ser alcalde de Machala por el PSC. Quedó en tercer lugar con el 15,54 % de los votos. En esa ciudad el actual alcalde Darío Macas, de la fusión de movimientos Plan y Revolución Ciudadana, fue reelecto con el 40,86 % de los sufragios.

“Asamblea es usada como palestra política”

Cristian Carpio, analista político y docente de la carrera de Ciencias Políticas de la Universidad de las Américas, comenta que estas dimisiones son una práctica cada vez más frecuente en la política ecuatoriana no solo dentro del Legislativo, sino también de autoridades locales que dejan sus cargos para buscar la Presidencia como se vio con Yaku Pérez en las elecciones de 2021 al renunciar a la Prefectura del Azuay.

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Explica que esto ocurre mayormente porque “los candidatos pueden ser considerados como miembros útiles de los partidos, que necesitan ganar presencia territorial” y cree que esto pudo ser el motivo de la renuncia y candidatura de Lloret.

“Lloret era un asambleísta con un perfil más moderado, mucho más pragmático y evidentemente el partido lo necesitaba en esa línea”, dice.

Otro escenario para comprender estas renuncias para Carpio es que muchos de los legisladores pueden llegar a usar a la Asamblea Nacional como una palestra política para darse a conocer y luego buscar ser una autoridad local.

“Quienes ganan terminan teniendo un mandato de cuatro años por delante y estuvieron casi dos en la Asamblea, terminan teniendo asegurados casi seis años de gestión pública y quienes pierden, si son de partidos grandes, de seguro terminarán de asesores de sus mismas exbancadas o excompañeros o trabajando en algún gobierno local ganado por su organización”, explica.

No obstante, contrario a lo que se podría pensar estas renuncias muchas veces pasan desapercibidas por la ciudadanía, opina Carpio, debido a que se elige a los legisladores en plancha y no se les sigue la pista de forma individual. (I)