Niels Olsen, exministro de Turismo, fue elegido presidente de la Asamblea Nacional con 80 votos este 14 de mayo. Tras hacer el juramento y tomar posesión, este fue su discurso completo:

«Gracias, doctora Annabella Azín. Usted es un ejemplo vivo del verdadero espíritu de servicio, de entrega incondicional y del sentido más noble de hacer política: servir a los ciudadanos. Para mí, es un honor recibir esta responsabilidad de sus manos; y, en este momento, no hablo solo por mí: tomo la voz de un país entero para decirle que esta Asamblea la reconoce, este país la valora, y con profundo respeto le aplaudimos de pie.

Gracias, de todo corazón, a mis electores. A mi bancada por confiar y creer en mí. Este es un momento que lo guardaré para siempre en mi corazón.

Publicidad

Gracias también a los asambleístas que, viniendo de otras tiendas políticas, apostaron por un nuevo liderazgo en esta Asamblea. Y a quienes no votaron por mí quiero decirles con absoluta claridad: estoy aquí para construir, no para dividir.

Hoy quiero comenzar este camino haciendo algo que muy pocos hacen desde esta tribuna: pedir disculpas. Disculpas a todos los ecuatorianos porque durante años tuvieron que ver cómo esta Asamblea —la primera función del Estado— se alejaba de su gente, cómo fue tomada por los intereses propios, cómo se degradó el debate, cómo se desvió su propósito.

Por eso, esta institución —que debería ser la más cercana al pueblo— terminó siendo la más distante. Les digo de frente y con el país como testigo: ese tiempo terminó. Estoy aquí, de pie frente a ustedes, pero sobre todo frente a millones de ecuatorianos que, aun decepcionados, siguen esperando mejores días. Y mientras hablo, sé que mis hijos me están viendo desde casa. Con esos ojos grandes que no necesitan entender de política para saber que algo importante acaba de empezar.

Publicidad

Y pienso también en todos los jóvenes del Ecuador. Ellos también nos están mirando. Esas miradas son a las que no podemos fallarles, porque todo esto solo tiene sentido si es por ellos. Por su derecho a vivir en un Ecuador donde la dignidad no sea un privilegio, sino una garantía.

Nos han hecho creer que soñar con un país distinto era ingenuo, que aspirar a una política decente era un idealismo vacío, que buscar consensos era señal de debilidad. Pero ¿saben qué?, yo no creo eso, y estoy aquí para demostrar lo contrario. Estoy convencido de que llegó el momento de hacer las cosas distintas, que gobernar no es ganar, sino unir a tiempo. Porque un país dividido no avanza, se desgasta. Y una Asamblea útil no es la que impone, sino la que escucha, construye y une.

Publicidad

Esta Asamblea tiene ante sí una oportunidad única, y una inmensa responsabilidad. No estamos solo para administrar lo que ya existe, sino para transformar lo que por años dejó de funcionar.

Este no seguirá siendo un espacio donde cada bloque defienda su parcela de poder. El país no nos eligió para eso. Nos eligió para trabajar, para resolver, para representarlos. Y no espera milagros, pero sí nos exige coherencia, humildad y sentido común.

Señor presidente Daniel Noboa, compartimos una visión. Sabemos que el Ecuador necesita cambios profundos. Desde aquí, cuente con una Asamblea que camine con usted, hombro a hombro, que apoye las reformas que el país necesita, y que mantenga su independencia no por cálculo, sino por respeto a la democracia y al pueblo que nos eligió.

Y a quienes han anunciado que llegan a esta Asamblea con una oposición frontal quiero hablarles sin confrontación. No les pido que pensemos igual, pero sí que pensemos todos en algo más grande que nuestras diferencias: nuestro país.

Publicidad

Este país está cansado de gritos vacíos y conflictos estériles. Está esperando que hagamos nuestro trabajo, que debatamos con ideas, que actuemos con firmeza, pero sin caer en la destrucción. Como asambleístas, debemos estar dispuestos a escuchar, pero también a exigir que esta vez construyamos.

Somos un país diverso. Y eso es una riqueza, no una amenaza. Desde esta presidencia voy a garantizar que esta Asamblea también refleje esa diversidad: cultural, territorial e ideológica.

Que aquí se escuche a todos los rincones del Ecuador, en todos sus idiomas, en todas sus formas de pensar. Mi deber es que esta Asamblea no sea más un freno, sino un motor. Un motor que encenderemos con fuerza para cumplir un solo objetivo: sacar al Ecuador adelante.

Haremos de este espacio uno donde se legisle con visión, se fiscalice con responsabilidad y se trabaje con el corazón puesto en la gente. Y como presidente de esta función del Estado, quiero que sepan que voy a velar por que así sea.

No es un deseo. Es mi deber. No permitiremos que esta Asamblea vuelva a caer en lo que fue.

No más pactos a espaldas del pueblo. No más insultos ocupando el lugar de las ideas. No más privilegios disfrazados de representación. Aquí se viene a servir al Ecuador. No a servirse de él.

Mi compromiso es claro, y hoy, 14 de mayo de 2025, lo dejo sellado con estas palabras. Esta Asamblea va a cambiar. Va a ser útil. Va a ser justa. Va a ser cercana. Va a poner la política al servicio de la gente y no al servicio de sí misma. Y yo, como presidente, voy a liderar esa transformación con firmeza, transparencia y absoluta convicción democrática.

Tenemos una sola oportunidad. Y les voy a pedir algo sencillo, pero profundo: estemos a la altura, por nuestras familias, por quienes confiaron en nosotros, por quienes no lo hicieron también, por quienes ya no creen en nadie. Y sobre todo, por todos los ecuatorianos que hoy nos están viendo.

Aquí comienza una nueva etapa, y no daremos ni un paso atrás».