Tres asambleístas y un exlegislador que compartieron las curules en el periodo legislativo 2021-2023 recuerdan a Fernando Villavicencio como una persona apasionada, frontal y con agudeza en las investigaciones, que arriesgó todo por defender sus ideales.

En dos años que permaneció en la Asamblea hizo de la Comisión de Fiscalización, ubicada en el primer piso del edifico del Parlamento, su trinchera hasta donde llegaban asambleístas de todas las tendencias incluidos los correístas a contarle sus penas y frustraciones, y también funcionarios de todo nivel que eran objeto de investigaciones.

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Así como tuvo legisladores que admiraban su trabajo por la frontalidad de sus investigaciones, también había aquellos que se declararon sus enemigos y llevaron denuncias hasta la Fiscalía.

De los cuatro legisladores y exasambleísta, dos fueron sus adversarios políticos y otros dos sus compañeros de trabajo y de luchas políticas.

La legisladora Sofía Sánchez, representante del Azuay, fue una de las personas que estuvo en Guayaquil junto con Villavicencio el día en que fue asesinado en Quito. Cuando recuerda ese fatídico día, ella se quiebra y lamenta.

Dice que conoció a Villavicencio en la Asamblea y se juntaron para formar el Frente Parlamentario Anticorrupción que llegaron a ser 21 asambleístas. Por este frente se hizo la denuncia de algunas irregularidades administrativas del Estado.

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Sánchez comenta que de Villavicencio admiró siempre su valentía, entrega al país, pues nadie pone al país por encima de su familia y sus hijos.

Los temas de investigación y denuncias fueron llevadas hasta la Fiscalía General del Estado, donde continúan las investigaciones. El verdadero legado está en continuar con las investigaciones de esos casos, y tras el asesinato en algunos de esos temas ella se quedó firmando sola.

Lo que me golpeó, añade Sánchez, es que ya no esté Fernando, es una gran ausencia no solo para los amigos cercanos, sino para el país; una voz detonante que le hace mucha falta a la Asamblea Nacional y quedará pendiente.

Pedro Velasco, asambleísta por la provincia de Carchi, comenta que fue una suerte conocer a Fernando, una persona bastante frontal y sincera. Lo recuerda como una persona preocupada por el país, por la patria, desvinculado totalmente de sus intereses personales, que solo amaba y soñaba por un Ecuador diferente y libre corrupción, libre de gente inescrupulosa, de líderes de las instituciones que hicieron tanto daño al país, y que él durante su vida las combatió.

Velasco fue parte de la Comisión de Fiscalización y y dice que admira cómo se entregó por completo a la denuncia frontal inclusive a costa de su propia viva, porque el siempre fue una persona que arriesgó demasiado, no solo su integridad sino también la de su familia.

Con Fernando Villavicencio, recuerda, compartieron información privilegiada que ni siquiera muchas de las instituciones del Estado tenían, y eso lo convertía en un legislador que siempre esté un paso adelante.

Cuando investigaba y fiscalizaba un caso de corrupción, Villavicencio mantenía una posición dura, fría y crítica, eso hacía que tenga enemigos y varias confrontaciones que lo convirtió en blanco y un político de alto riesgo, por lo que siempre tenía custodia policial.

Pedro Velasco señala el caso Coca Codo Sinclair como una de las investigaciones más deslumbrantes, porque se destapó los acuerdos más oscuros en negociados de petróleo, y recuerda que personalmente se trasladaron a la hidroeléctrica para verificar que no era cinco ni veinte fisuras, sino 7.000 fisuras en los caracoles de central.

En la otra orilla están el actual legislador Roberto Cuero, de la bancada de la Revolución Ciudadana (RC), y el exsocialcristiano Luis Almeida, quien no se reeligió para el actual periodo.

Cuero mantuvo algunas confrontaciones verbales en la Comisión de Fiscalización e incluso Villavicencio llegó a señalar a Cuero como una de sus fuentes desde el correísmo que le confesó que la excarcelación del exvicepresidente Jorge Glas fue parte de un pacto con el gobierno de Guillermo Lasso a cambio de aprobación de la reforma tributaria en noviembre de 2021.

La relación entre Fernando Villavicencio y Roberto Cuero fue áspera, que incluso Villavicencio lo denunció ante la Fiscalía General del Estado en abril de 2023, e incluyó tambiéna los exasambleístas Pablo Muentes (PSC), Ronny Aleaga, Ronald González y Walter Gómez, militantes de la Revolución Ciudadana (RC), presuntamente por planear un atentado contra su vida a través de sicarios. Ese proceso continúa, dice Cuero, que está en indagación previa, y ha sido llamado a comparecer un par de veces.

Dice que por la intensidad en el manejo legislativo se llegaron a enfrentar en la Fiscalía, y hasta ahora no entiende cuál fue la intención, pero considera que Fernando cometió un error en esa denuncia de que se estaría planificando un atentado, porque en la bancada RC siempre se lo trató como un adversario y no como un enemigo. En todo caso, Cuero, dice que hay que dar con los autores intelectuales del asesinato de Villavicencio, porque era un actor político y era un candidato presidencial, pero pide objetividad en la investigación y dejar de lado los odios políticos.

Al recordarse un año del asesinato, Cuero señala a Villavicencio como una persona apasionada, que seguía sus pistas hasta lo último, lo cual hizo que se gane el respeto de muchas bancadas por su agudeza en las investigaciones.

En la Comisión de Fiscalización, “Fernando era a ratos muy democrático, en otros momentos, muy tajante no permitía el acceso o la comunicación; pero marcaba la agenda de la comisión”, asegura Cuero, quien recuerda que hubo varias batallas en dentro del plano político, pero que fue una experiencia enriquecedora, “porque nos encontramos en una de las comisión más duras que existen en la Asamblea encabezada por una persona temperamental, con olfato, agudeza. Fue un tipo inteligente”, anota.

Como un legislador de primera, dice el exlegislador del Partido Social Cristiano Luis Almeida que recuerda a Villavicencio. “Un hombre que quiso progresar y que peleaba por ser mejor y yo creo que él emprendió una lucha muy fuerte, muy dura. En realidad, de meterse con grupos de corrupción es terrible”, anota.

Almeida comenta que cuando ocurrió el crimen lo primero que recordó fue cuando él fue víctima de un ataque a tiros hace 30 años cuando se desempeñaba como concejal de Guayaquil.

“A mí, por ejemplo, me persiguieron dos tiros el año 93... pero eso enseña de todas maneras. Y él creyó que era tan sencillo ir a esa pele, que le costó la vida. Pero hay un legado, un legado de lucha, un legado de haber puesto el dedo en la llaga, en lo que realmente es la corrupción en el país”, refiere.

El exlegislador recuerda con cariño y entre sonrisas aquellas discusiones en medio del debate legislativo cuando ambos coincidieron en la Asamblea Nacional en el periodo 2021-2023, que se vio interrumpido por la muerte cruzada y cuenta que fue en uno de esos donde surgió el apodo de “Don Villa” que luego Villavicencio lo usaría en su campaña presidencial.

“Don Villa yo lo dije de buena fe por un concepto de señorío, Don no se le dice a cualquiera y alguna vez le expliqué aquí cuando lo vi en radio Morena nos reíamos le puse así porque él tenía en su cuenta Twitter arroba Villa Fernando. Entonces yo dije lo voy a picar a este político igual que yo a que compita conmigo en este debate y eso nos hacía sobresalir a los dos”, cuenta.

Una vez que dejaron la Asamblea, Almeida dice que vio con mucho agrado que el mismo Villavicencio haya acogido el nombre de Don Villa y que con él haya recorrido el Ecuador.

No obstante, añade, que cuando surgió el apodo de Don Villa, Fernando Villavicencio no lo tomó con agrado y que en una ocasión le dijo si a él le gustaría que lo llamara “honorable guacharnaco”, a lo que el exlegislador le dijo que sí y reitera que esos debates, en el tiempo que fueron compañeros en la Asamblea, nunca se extendieron en discusiones fuera del Parlamento y dice que espera se pueda esclarecer el crimen. (I)