El Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana, a través de un comunicado emitido este lunes 26 de diciembre, se pronunció sobre los últimos acontecimientos ocurridos en Irán respecto a la situación de derechos humanos y condenó en nombre del país la situación de manera enérgica.

En el país se han registrado ejecuciones públicas sumarias, imposición de penas de muerte y arrestos arbitrarios a quienes se manifiestan críticos del Gobierno.

La mayoría es condenado a muerte por “enemistad contra Dios” por crear el terror entre la población, dañar bienes públicos y herir o matar a agentes de seguridad. Las dos primeras ejecuciones relacionadas con el movimiento de protesta iraní, las de Mohsen Shekari, el 8 de diciembre, y la de Majidreza Rahnavard, el 12 de diciembre, ambos de 23 años, han provocado protestas y nuevas sanciones occidentales, especialmente porque Rahnavard fue ahorcado en público y no en prisión.

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También solo en Teherán, la capital, 400 personas han sido condenadas a entre dos y diez años de prisión por su participación en las protestas.

La Cancillería ecuatoriana manifestó su preocupación también por la situación de mujeres y niñas en ese país

“Estás políticas de represión contravienen las obligaciones internacionales de ese país, como el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales como el derecho a la libertad de expresión y opinión, y el derecho a la libertad de religión y de creencias; así como como el principio de no discriminación”, subrayó la Cancillería.

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Según refiere el texto, el Gobierno ecuatoriano insta al Gobierno iraní a poner de fin de inmediato a todas estas violaciones masivas a los derechos humanos, y a cumplir lo estipulado en las resoluciones adoptadas por el Consejo de Derechos Humanos y Asamblea General de las Naciones Unidas y así garantizar la libertad, integridad y paz de todos sus ciudadanos.

Al igual que Ecuador, varias organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional, Human Rights Watch o la ONU han denunciado los juicios como “farsas”, “injustos” y una “venganza”, mientras que numerosos países occidentales han criticado las penas. (I)