En la audiencia de juicio a los presuntos asesinos del excandidato presidencial Fernando Villavicencio, que se desarrolla este martes, 25 de junio de 2024, otro de los testigos que llamó la fiscal Ana Hidalgo fue el capitán de la Policía Andrés Auquilla, de la Unidad de Inteligencia Antidelincuencial (UIAD), quien lideró el operativo de captura de seis sospechosos, en el sector de Monjas, en el sur de Quito.

Informó que la detención ocurrió a las 21:30 del 9 de agosto, horas después del asesinato de Villavicencio. Los sospechosos fueron Andrés M., José L., Adey G., Camilo R., Jules C. y Jhon R. Ellos fueron capturados dentro de una casa de dos pisos, esquinera, en el sector de Puengasí. La detención se hizo con apoyo del GIR, unidades especiales y Fiscalía. Varios sospechosos intentaron huir, uno por la terraza, otro en moto, otros se escondieron en un vehículo y a otro se lo encontró en una cama.

El capitán Auquilla relató que el día del suceso fue informado del crimen en el sector de la avenida Amazonas y Gaspar de Villarroel, en el norte de Quito, donde afuera de un colegio fue abatido Villavicencio.

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Auquilla y su equipo se trasladaron al lugar para recabar información. Una vez ahí, su superior, mayor Castro, le informó que el capitán López, de la Dinased, ya había levantado información de cámaras de seguridad del sector, así como datos de los presuntos sicarios (vestimenta, rasgos físicos, acento colombiano), así como el vehículo en el que se movilizaban y que se habían dirigido hacia la avenida Simón Bolívar en sentido norte-sur.

Con esos datos, y por orden superior, Auquilla se trasladó hacia el sur de la capital. Llegó al sector de Monjas y empezó a preguntar a los moradores. Una señora se le acercó y le contó que un vehículo llegó a alta velocidad y se estacionó afuera de una casa. Que del auto se bajaron varios hombres a ingresaron al inmueble.

Auquilla fue a la vivienda, vio que afuera estaba estacionado un auto con las características del vehículo, color gris, sin placas, en que se movilizaban los sospechosos. Se acercó al inmueble y escuchó a los sujetos adentro conversando en voz alta, tenían acento extranjero.

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El oficial se comunicó con su superior e informó de la situación, él le ordenó que permaneciera vigilante. Instantes después llegaron refuerzos policiales y se inició el operativo.

Durante la detención, uno de los sospechosos tenía en su poder las llaves del auto. El sujeto dijo que era de su propiedad. Entonces, los agentes fueron con él a ver el vehículo. Una vez ahí, los policías observaron que en una de las ventanas había un sello con las placas del automotor, se verificó en el sistema y se comprobó que el auto estaba reportado como robado. Al revisar en el interior se encontraron seis armas de fuego: 1 fusil, 1 subametralladora y 4 pistolas; además, 3 granadas de uso militar.

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Adicionalmente, también se encontraron en el inmueble sustancias sujetas a fiscalización.

Todos los detenidos fueron llevados a la Unidad de Flagrancia.

En un siguiente testimonio, el teniente de la Policía Daniel Viteri, quien también fue parte del operativo en Monjas, precisó que las 6 armas de fuego estaban dentro de una maleta y que también se hallaron 384 municiones.

Los dos últimos testigos de la jornada fueron el sargento Roberto Paredes y el capitán del GIR Gabriel Bautista.

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Paredes contó que el día de los hechos, antes del crimen, se encontraba realizando un patrullaje de rutina por el sector. Una persona, que no quiso identificarse, se le acercó y le dijo que dos sujetos habían dejado estacionadas dos motocicletas y salieron corriendo en actitud sospechosa. El policía fue a ver las motos y verificó en el sistema que eran robadas.

Por su parte, el capitán Bautista relató que fue el encargado de localizar y destruir la granada que se halló a pocos metros del sitio del homicidio. Que la granada fue hallada en la intersección de las avenidas Amazonas y Gaspar de Villarroel.

Bautista informó que recibió la alerta del ECU911 alrededor de las 19:00. Acudió al lugar y encontró que se trataba de una granada de fragmentación, que estaba sin seguro, por lo que en cualquier momento podía activarse. El explosivo estaba envuelto en plástico. Probablemente por esa envoltura, o por mal almacenamiento, la granada no detonó, explicó el oficial del GIR.

Bautista, que pertenece al Área de Explosivos, destruyó la granada en el sitio. Dijo que si el explosivo se activaba podía haber alcanzado un rango de impacto de 70 metros.

Tras el testimonio de Bautista el juez suspendió la audiencia. Indicó que se reinstalará a las 08:30 del miércoles 26 de junio y se realizará todo el día. Luego se volverá a instalar el 2 y 12 de julio. (I)