Sebastián es una de las doce personas que murieron en Guayaquil este fin de semana producto de la violencia. Por su corta edad, 11 años, ha causado conmoción, pues mientras compartía con su familia y tomaba helado falleció al ser alcanzado por tres disparos en medio de un asalto en una cafetería del barrio del Centenario, en el sur de Guayaquil.

El menor recibió un disparo en el corazón, otro en el brazo derecho y otro en la espalda, contó Tomás Obando, su padre, quien llevó a su hijo en brazos hasta el hospital Alcívar, ubicado a dos cuadras del lugar del robo. En la casa de salud le confirmaron que el niño ya no tenía signos vitales y debieron ingresar a su hija de 7 años por el shock.

Obando relató que uno de los delincuentes se acercó y le apuntó con el arma para que le entregara su celular.

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Aseguró que el delincuente no había notado que el policía estaba dentro del negocio, pues el uniformado estaba atrás del counter conversando con una empleada.

La Policía Nacional informó que el agente estaba activando el botón de pánico a los trabajadores del local cuando se dio el enfrentamiento.

“Mi hija estaba en mis piernas y mi hijo a mi lado derecho. Yo alcancé a tirar al piso a mi hija, pero mi hijo por el miedo salió corriendo hacia su mamá; traté de cogerlo y no alcancé. Y cuando lo cogí del pie y lo tiré al piso, ya le habían alcanzado las balas”, relató el hombre, que estuvo afuera de la clínica privada donde ayer en la mañana retiraron el cuerpo de Sebastián y lo llevaron a la morgue para hacerle la autopsia.

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Cuando sacaron la plancha con el cuerpo de su hijo, Obando se derrumbó en brazos de sus familiares.

El exfiscal Joselito Argüello asumió la defensa de la familia Obando tras la muerte de su hijo Sebastián en una cafetería del Centenario. Piden que se investigue acción policial. Foto: El Universo

El abogado Joselito Argüello asumió este lunes la defensa de la familia afectada. Él aseguró que esperan el informe para conocer de qué armas salieron las balas que impactaron al menor, y que, de haber sido del arma del uniformado, pondrán la denuncia por homicidio culposo, un delito penado con cinco años de cárcel.

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Argüello, quien fue fiscal y salió de la institución el año pasado precisamente por defender a un uniformado que mató a dos delincuentes, aseguró que, tras analizar los hechos de este domingo, el uniformado que estaba en la cafetería —según él— no debía identificarse ni disparar, porque la cafetería es un espacio reducido, donde había doce personas: seis niños y seis adultos.

“Debió esperar a que el ladrón robara y de ahí salir a seguirlo y dispararle, pero no decir ‘¡alto, policía!’ dentro del negocio. Se extralimitó”, estimó el abogado, que indicó que en las próximas horas se realizará la audiencia de flagrancia contra el policía.

Mientras tanto, agentes de la Dirección de Muertes Violentas (Dinased) buscan al ladrón involucrado y a su cómplice, que lo esperaba en una moto en la esquina del local. Por ahora, en la Fiscalía la familia puso una denuncia por asesinato.

Extranjera también murió

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Tras casi dos semanas de haber recibido un disparo en el hombro, Amalia Sandoval murió este sábado en el hospital Guayaquil por una infección.

La extranjera fue velada en una iglesia del sector de Mapasingue. A las 15:00 de este lunes iba a ser sepultada en el cementerio del suburbio.  Foto: El Universo

La mujer venezolana, de 54 años, vendía artesanías en un portal de Pedro Carbo y Luque, cuando resultó herida en medio de una balacera entre sacapintas y un policía.

El enfrentamiento se dio la mañana del 4 de octubre, cuando dos delincuentes atacaron a una mujer que hacía fila afuera de una entidad bancaria.

Le dieron un cachazo en la cabeza y le robaron una mochila. Eso ocurrió mientras un policía de civil salía de una cafetería ubicada frente al banco. Ahí, tras supuestamente gritar “¡alto, policía!”, se dio un intercambio de balas con los dos sacapintas, que lograron huir en moto.

Sandoval estaba en diagonal a la cafetería, por eso su hija, Linda Zabala, asegura que denunciará al miembro policial, pues está casi segura de que sus disparos hirieron a su madre. Ella considera que, en medio de tanta gente, el uniformado no debió actuar.

La hija de Linda, una niña de 8 años, estaba sentada junto a su abuela cuando se dio la balacera. Según Linda, su madre la cubrió con su cuerpo.

Ciudadana venezolana fue herida por delincuentes en medi  de robo en el centro  de Guayaquil. Foto: Ronald Cedeño

La extranjera recibió un disparo en el hombro derecho y la bala salió por la espalda, explican los familiares, que este lunes velaban el cuerpo de la mujer, que llegó a Ecuador hace dos años desde Venezuela.

Linda aseguró que su madre también habría sido víctima de negligencia médica, pues indicó que el 4 de octubre llegó al hospital y a las pocas horas le dieron el alta.

“Nunca estuvo en observación; le quitaron la bala y la mandaron a la casa”, dijo la hija de la fallecida.

Ella explica que poco a poco su madre se fue sintiendo más débil y que la llevó a un centro médico de la ciudadela Martha Roldós, donde le pusieron un medicamento que supuestamente le causó un choque anafiláctico (reacción alérgica).

Tras eso, la regresaron a la casa. Pero dos días después los familiares decidieron llevarla al hospital Guayaquil, donde fue entubada hasta el sábado en que falleció.

“El médico que le hizo la autopsia me dijo que mi madre murió por la infección generalizada que tenía; dijo que la pólvora que ha quedado en la herida le causó la infección”, insiste Linda.

Amalia Sandoval será sepultada la tarde de este lunes en el cementerio del suburbio. (I)