Estados Unidos lanzó la bomba GBU-43, considerada la más poderosa bomba no nuclear, contra instalaciones del Estado Islámico (EI), en Afganistán.

Se trata de un proyectil de 10 toneladas de peso, lanzado con la aprobación del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y con el conocimiento del Gobierno afgano, que fue oportunamente informado. La bomba fue desarrollada durante la guerra de Irak, pero no se había utilizado antes. También se conoce que el actual gobierno de Estados Unidos ha impulsado el rearme de su país con más fuerza que en los últimos 10 años, al subir el presupuesto militar en 50.000 millones de dólares.

Un vocero de la presidencia de Afganistán dijo que el ataque “fue diseñado para apoyar los esfuerzos de las fuerzas de seguridad afganas y estadounidenses”. Por su parte, el presidente Trump dijo: “Es realmente un gran trabajo, estamos orgullosos de nuestro ejército”.

Al momento de escribir estas líneas, no hay todavía una evaluación clara de los resultados, de lo que nadie duda es de que Estados Unidos ha entrado de lleno en un proceso violento de consecuencias impredecibles. (O)