Estuvieron durante 8 años en la gran Casa. Una distinguida mujer, tres hijos grandes y un hombre que dirigió un hermoso, enorme y complicado país llamado Colombia.
Son los Santos, Santos de apellido no de acción. Juan Manuel se formó para presidente. Es parte de una dinastía que se forjó desde la época de independencia a punta de política y periodismo. Su tío abuelo Eduardo Santos alcanzó la presidencia, puesto que 72 años después ocuparía él. No voy a analizar sus bondades y defectos como político, ha sido el presidente del país que me acoge y del 1 a 5 le calificó con 3,5. Siendo ministro de Defensa de su examigo, jefe y antecesor, Álvaro Uribe, encabezó una de las operaciones militares más importantes de la historia, la liberación de Íngrid Betancourt, varios militares y contratistas estadounidenses que estaban en poder de los perversos de las FARC, sin disparar una sola bala. En términos históricos estoy segura de que obtendrá 4,5. No discuto más esa materia ni su acuerdo de paz. Hablemos de ellos. Cuán importante es el núcleo, a pesar de lo “invictos” que se los ve, los siento reales y, por sobre todo, juntos.
“Tutina”, esa es mi favorita de la familia. Se llama María Clemencia, divorciada, y luego de conocer a Juan Ma le ha entregado 34, 3 y su vida entera. 34 años de matrimonio a un político, tres hijos, y ha sido compañera estupenda en pinta y cabeza de un presidente. Fue el apoyo de su esposo ante la dura tarea que tenía por delante y que ella definió como su único deporte: “un trote muy duro”, incluso para enfrentar el cáncer de próstata de su marido.
Bondadosa, y mucho, como dicen deben ser las primeras damas. Vi que tuvo dura lucha a favor de la cultura y la primera infancia. Dijo en una entrevista que sus padres la educaron para la prudencia y entonces decide ser una mujer “amablemente-distante”. Tutina ya tuiteó una foto junto al carro de mudanzas, se despide de Nariño, de los cócteles, de la obra social visible, y de las críticas también. Los chicos Santos. Martín, el atractivo. Esteban, el soldado. Ninguno intenta despegar en la vida política de su padre. Han sido defensores acérrimos en redes sociales a los críticos de su padre. El único defecto que ven en el presidente es que es muy impuntual. -“Se demora leyendo el periódico”. Han dicho los ñaños. ¿Cómo olvidar su foto leyendo el diario en calzoncillos, en una vivienda social? Una de las más ridículas, parecía que estaba sentado en el baño, pero de eso también se trata la vida real.
La niña de la casa, María Antonieta, es heredera de la discreción de su madre y fue llevada al altar del brazo de un Nobel de Paz, que además era el hombre más poderoso de Colombia.
En menos de una semana, después del 7 de agosto Juan Manuel se dedicará a dos cosas. La primera a no molestar a nadie. Ya conquistó lo que todo político puede anhelar. Además, no existe “el santísimo”, y sin él no puede joder a los demás. La segunda a ver de color “celeste” la vida. A ser el abuelo “chocho” de Celeste, su primera nieta. (O)