La mayoría de analistas económicos del país concuerdan que el Plan Económico no está dirigido al equilibrio e impulso del crecimiento sino al estancamiento, dado que el Gobierno no ha informado si en el camino negociará con el FMI facilidades financieras para reprogramar los pagos de la deuda externa y obtener crédito de multilaterales para impulsar el crecimiento del sector productivo. Un anuncio de apertura para negociaciones con esas entidades daría respiro a los agentes económicos locales e internacionales y optimismo respecto del futuro de la economía. Es imposible asegurar el equilibrio social y político con un esquema de estancamiento económico.

Conscientes del costo y trauma políticos que conlleva una importante reducción de la burocracia y asesores dorados, porción alta del presupuesto de gastos, pragmáticamente concluimos: para tomar decisiones fundamentales enfocadas en el bienestar de la comunidad, debemos considerar “que es mejor cortarse un dedo a cortarse la mano”. Seleccionar siempre el mal menor, pues tienen prioridad los millones de desempleados, subempleados y jóvenes a punto de incorporarse a las fuerzas de trabajo en los próximos tres años sobre un Estado inflado de recursos humanos improductivos en términos de generación de riqueza. No desperdiciemos la oportunidad de legar una nación financieramente sana que brinde las oportunidades que la población merece. Necesitamos crear riqueza a través del sector privado, no gastos excesivos ni inversiones en elefantes blancos con objeto de hacer del Estado el creador de la riqueza que nunca llega como ocurrió en la época del “Tigrillo de América”, imitador de sir John Maynard Keynes durante la gran recesión en EE. UU., circunstancia opuesta a la época de bonanza que atravesábamos y como complemento, apostando al cambio de la actual matriz productiva agropecuaria, piscícola, industrial y turística por una de invención y desarrollo tecnológico, transformación que no sería realizable sino mínimo luego de 10 años de inversión y apoyo de las más prestigiosas universidades especializadas en ese campo y transferencia de tecnología de empresas internacionales líderes en el ramo.

El sector privado es el creador de riqueza y empleo. Las actividades relacionadas con el agro y la piscicultura son creadoras de riqueza renovable y empleo directo e indirecto por la cadena de valor implicada en el uso de materiales, insumos, equipos, maquinarias y servicios, proporcionados por las actividades industriales, comerciales y de transporte terrestre y marítimo. Estigmatizar al empresario es no entender el papel de la empresa privada en el desarrollo de las naciones ni comprender los riesgos que corren quienes aportan su patrimonio a actividades sujetas a los vaivenes de la estabilidad económica, social, política y de los mercados, además de los efectos de los fenómenos naturales y climatológicos: terremotos como el sufrido por Esmeraldas y Manabí, fenómenos marinos causantes de exceso de agua o sequía, excesos de frío o calor, que cuando negativos pueden llevar los negocios al desequilibrio financiero. Sin un Plan de Gobierno pragmático resultante de comunicación y coordinación con los agentes económicos, negociaciones con el FMI, organismos multilaterales de crédito y acuerdos con los principales socios comerciales, nuestro rumbo como nación será incierto. (O)

Exsocio de Deloitte, Haskins & Sells, exvicepresidente del Banco del Pacífico y ex gerente general de la CFN.