Cuando las sociedades adquieren la libertad civil que las constituyen tales, es cuando la opinión pública recobra su imperio y los periódicos que son el órgano de ella adquieren la influencia que deben tener en lo interior y en los demás países donde son unos mensajeros mudos, pero veraces y enérgicos, que dan y mantienen la correspondencia recíproca necesaria para auxiliarse unos pueblos a otros.
Gazeta de Caracas, No. 95, del viernes 27 de abril de 1810.
Primer número de la Gazeta de Caracas luego de la revolución del 19 de Abril de 1810.
Ruptura con Colombia y cierre de fronteras. Opositores intentaron montar un falso positivo. Acciones conspirativas degeneran en violencia. Diosdado: la oposición fracasó de nuevo. Arreaza señaló que tomarán acciones en la ONU.
Caracas y Bogotá difieren sobre ruptura diplomática. Violencia en la zona fronteriza. Chavismo se moviliza en Caracas en respaldo al Gobierno y en rechazo al intervencionismo. Cubanos van este domingo a referendo. Vigilan muelles del Estado Vargas. Crean nueva alianza contra Netanyahu. “Regala una sonrisa” busca la integración. Lionel Messi catapulta al Barcelona. Expertos plantean ayuda externa para economía nacional. Recomiendan aplicar plan para recuperar arte urbano. Analizan efectos de la reelección en la región. Una noche para admirar las estrellas. Poesía y escritura como un trabajo. Tecnología para apoyar a la mujer.
Los dos párrafos anteriores presentan todos los titulares que aparecieron en la primera página de los dos diarios de circulación nacional que mantienen edición impresa en Venezuela, El Universal y Últimas Noticias, el día 24 de febrero de 2019. Es decir, el día después del intento liderado por Juan Guaidó de llevar ayuda humanitaria para atender la profunda crisis que atraviesa el país.
Contrástese esos titulares con los de la prensa de los países de la región del mismo día: Maduro reprime en la frontera y rompe relaciones con Colombia. Parte de la ayuda humanitaria fue incendiada en puente de acceso, EL UNIVERSO, Ecuador. Maduro incendia la crisis con dura represión en la frontera, El Tiempo, Colombia. Violencia marca o ‘dia D’ na Venezuela, O Globo, Brasil. La comida y los remedios para Venezuela ardieron en la frontera, Clarín, Argentina. Venezuela: al menos 4 muertos, 60 deserciones y quema de camiones marcan intento de reparto de ayuda humanitaria, El Mercurio, Chile. Maduro bloquea ayuda, El Comercio, Perú.
El ejercicio puede repetirse en radio y televisión. El último circuito radial nacional con una postura crítica frente al Gobierno “sacó del aire” al reconocido periodista César Miguel Rondón tras recibir un ultimátum de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), para evitar que analizara la situación política luego que el diputado Juan Guaidó asumiera las competencias del poder ejecutivo como presidente encargado el pasado 23 de enero. Otra periodista, presentadora de la televisora privada Globovisión, fue botada por llamar “presidente” a Juan Guaidó durante una transmisión en vivo. En un video colocado en la red social Twitter, el alcalde del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) del municipio Tinaco, Estado Cojedes, amenaza a la emisora Rumbera 94.7 FM: “no quiero que te pase como la de Yaracuy [Estado], no quiero que cierren aquí (…) revisa la parrilla de tus periodistas. Nada más eso te digo”. Días después, la Conatel cerró la emisora.
Antes que ellos, el 14 de diciembre de 2018 El Nacional, periódico que junto a El Universal y Últimas Noticias marcaron el siglo XX y los primeros 18 años del XXI venezolano, anunció el cierre de la edición impresa que circuló durante 75 años.
Los medios de comunicación tradicional en Venezuela desaparecieron. Los que quedan están al servicio del chavismo, con la única misión de transmitir la versión de los hechos que más conviene a su proyecto político. Y cuando ninguna versión le sirve, están para confundir, tergiversar y mentir.
Tradicionalmente en Venezuela los ciclos de los medios de comunicación están relacionados con los ciclos políticos y sociales. La Gazeta de Caracas, primer periódico del país, pasó de ser un órgano de la Capitanía General de Venezuela a una herramienta de la revolución iniciada en abril de 1810.
AYRE, la primera emisora de radio, fue también la primera emisora en ser clausurada por un gobierno. Ambos sucesos transcurrieron durante la dictadura de Juan Vicente Gómez (1908-1935), con tan solo dos años de diferencia. Inaugurada en 1926 fue clausurada luego de informar sobre las manifestaciones contra la dictadura lideradas por los estudiantes universitarios durante el año 1928. Semilla de democracia y libertad que florecería 30 años después.
Hoy es claro el triunfo de la hegemonía comunicacional chavista impuesta por el sistema de medios públicos del Gobierno y sus aliados privados en la construcción de una realidad paralela. La victoria de la gran industria de la mentira.
Pero también es claro el nacimiento y consolidación de un nuevo sistema comunicacional que quizás conforma una verdadera revolución: los medios digitales. Compuestos de otra materia, con líneas editoriales independientes, con estructuras para el desarrollo de un periodismo de investigación, con velocidades completamente distintas. El chavismo también ha intentado competir en este entorno, pero ha fracasado rotundamente a pesar de contar con grandes recursos, así como el apoyo de empresas internacionales especializadas en generar rumores, desinformar y confundir.
Es cierto, no se producen en este nuevo entorno grandes titulares ni la triangulación Prensa-Radio-Televisión que caracteriza el modelo tradicional. Solo existen artículos convertidos en post o tuits y retuiteados masivamente. Mensajes enviados a través de aplicaciones de mensajería digital (WhatsApp, Telegram, entre otros) que se reenvían hasta construir cadenas. Videos y fotos que se viralizan hasta romper el bloqueo informativo y encontrar sus destinatarios.
Si, como hemos dicho, los ciclos de los medios de comunicación están vinculados a los ciclos políticos y sociales, la pregunta clave aquí es si estos nuevos medios de comunicación, las redes sociales, nos anuncian la consolidación del nuevo régimen autoritario o si, por el contrario, anuncian la inminente llegada de un nuevo orden político social poschavista, como anunció el diario El Nacional en su momento. Una proclama de lo que estaba por venir: un acelerado proceso de liberalización.
Una pista para responder esta interrogante proviene de la forma como emplean consumidores y productores estos medios de información hoy en Venezuela. Quienes acuden a las redes sociales para informar o informarse desean burlar la censura y superar la disonancia entre lo que ven en las calles y lo que refleja la prensa, la radio y la televisión. Es decir, superar la mentira y buscar algo que se parezca más a la realidad. Indicador de búsqueda de calidad. Por su parte, un indicador de cantidad lo hallamos en la masiva participación en las manifestaciones populares convocadas desde enero de este año por la oposición, exclusivamente a través de redes sociales, o en el posicionamiento del liderazgo de Juan Guaidó, quien pasó de ser un actor casi desconocido a convertirse en el líder más popular del país, según señalan distintos estudios de opinión.
Pareciera pues que el 23 de febrero una Venezuela murió y otra ha nacido. (O)
Los medios de comunicación tradicional en Venezuela desaparecieron. Los que quedan están al servicio del chavismo, con la única misión de transmitir la versión de los hechos que más conviene a su proyecto político. Y cuando ninguna versión le sirve, están para confundir, tergiversar y mentir.