Venezuela vive, de acuerdo con la opinión de un alto funcionario del FMI, una “tormenta perfecta” sin precedentes, con elementos propios de un Estado fallido, “crisis alimentaria y nutricional, hiperinflación de precios e inestabilidad de la tasa de cambio, capital físico disfuncional y un problema de deuda incapacitante”, todo lo cual se refleja en la angustiosa crisis que ha obligado al éxodo masivo de millones de venezolanos en la más crítica crisis migratoria de Latinoamérica, sin olvidar el drama lacerante de quienes sufren las carencias día a día; sin alimentos, sin medicinas, sin energía eléctrica, con una inflación anual de diez millones por ciento, toda una pesadilla sin aliento y sin final, bajo la conducción extraviada de un pobre canalla como lo es Maduro. Como para un día de luto.

Yemen, un país ubicado al sur de la península de Arabia, vive la mayor crisis humanitaria del mundo, con más de 20 millones de personas en riesgo de inseguridad alimentaria y que dependen básicamente de la ayuda internacional, situación derivada del conflicto armado que empezó en 2014 y que con el paso de los años se convirtió en una despiadada confrontación militar en la cual los derechos humanos de los grupos más vulnerables han sido salvajemente violentados. El conflicto ha traído consigo el sufrimiento de millones de niños con cifras escalofriantes, pues más allá de las muertes relacionadas directamente con el conflicto, la desnutrición y las enfermedades hacen que 144 niños pierdan la vida cada día por trastornos que se pueden tratar de forma efectiva. El domingo pasado, para citar un ejemplo de la dramática situación, hubo una explosión cerca de una escuela de la capital que dejó 14 niños muertos y 16 heridos, todos menores de 9 años. Como para un día de luto.

La crisis que vive desde hace años la República Centroafricana es también imposible de ignorar, especialmente si se toma en cuenta un reciente informe de Unicef que señala que un millón y medio de niños necesitan ayuda humanitaria urgente, a lo que agrega que en el transcurso de este año más de 43.000 menores de 5 años estarán en riesgo muy elevado por causas relacionadas con desnutrición grave; no solo eso, el organismo mundial calcula que uno de cada cuatro niños que viven en dicho país es desplazado o refugiado, y que miles de ellos son atrapados por grupos armados sufriendo todo tipo de agresión, incluyendo la sexual. La crisis en la República Centroafricana, uno de los países más pobres y menos desarrollados del mundo, tiene su origen en el conflicto entre grupos armados y tribales que luchan por el control territorial y ha hecho que dicho país ocupe el lugar 188 de los 189 de los cuales se ocupa el Índice de Desarrollo Humano de la ONU. Como para un día de luto.

Pero no, para otros ignorantes y afrentosos, lo del día de luto queda reservado para ocasiones en las cuales el prejuicio queda tan latente que es imposible disimularlo. De esa forma, Rafael Correa, quien ha permanecido impávido y sarcástico ante otras crisis, afirma que la detención de Julian Assange “es un día de luto para la humanidad”, trastocando valores y dramas, confundiendo roles y situaciones. Una visión alucinada, una queja lastimera, un relato sinvergüenza. Assange en su cárcel, Correa en su paroxismo, el luto en su parodia. (O)