Las elecciones seccionales, del pasado 24 de marzo, definitivamente cambiaron de lugar las piezas del tablero político del país. En primer lugar, porque Alianza PAIS luego de diez años de haber desestabilizado el sistema de partidos se convirtió en un actor minúsculo, el cual no puede pasar por desapercibido, porque aún realiza esfuerzos para sobrevivir.

Mientras, el Partido Social Cristiano se posicionó como la primera fuerza política, alcanzando 46 alcaldías y 8 prefecturas. Cabe destacar que 3 de las alcaldías ganadas pertenecen a las ciudades más pobladas de Ecuador, lo que indica que la aceptación ciudadana se ha multiplicado por el territorio.

Uno de los desafíos más importantes que este partido tendrá a partir de la posesión de las nuevas autoridades, el 14 de mayo, es el de comprobar su dominio institucional y gestión efectiva del mismo. Algo muy interesante, y a favor del PSC, es que cuenta con el “modelo Guayaquil” mencionado en varias ocasiones por el actual alcalde de la ciudad, Jaime Nebot. Este modelo ha demostrado su eficiencia en la administración de la segunda ciudad más poblada del país. Ahora hay que exportarlo a las demás localidades donde el partido se ha consagrado como primera fuerza.

Sin embargo, los resultados seccionales no pueden ser solamente analizados desde el ámbito local, especialmente si estamos a la expectativa de elecciones presidenciales en los próximos dos años. Muchas autoridades locales comenzarán campañas exhaustivas para lograr proyectarse como opciones reales para ocupar la Presidencia de la República. Por esta razón, es imprescindible evaluar si las preferencias electorales del presente serán las del futuro.

Lo sucedido en las elecciones departamentales de Francia en 2015 es un gran ejemplo de que los resultados electorales locales no siempre condicionan las elecciones presidenciales. Para dichas elecciones, la derecha francesa encabezada por el expresidente Nicolas Sarkozy obtuvo resultados arrasadores, aproximadamente el 50% de los concejales de todos los departamentos del país pertenecían al partido Les Républicains.

A pesar de esto, al llegar las primarias presidenciales, Les Républicains no logró alcanzar los votos necesarios para competir en la segunda vuelta, de manera que Emmanuel Macron y Marine Le Pen disputaron la Presidencia. Finalmente, el socio-liberal Macron ganó con el 66,1% de respaldo popular. De esta manera, los favoritos a nivel local, lamentablemente, fueron borrados del tablero nacional inmediatamente.

Con las nuevas administraciones, el PSC asumirá el complejo reto de convertirse en un partido presidenciable. Siendo gobierno a nivel local y oposición desde el Legislativo, deberá lograr encontrar el equilibrio perfecto para que el mensaje como bancada legislativa no socave al del local, ni viceversa. Además, deberá tratar de que sus alcaldías y prefecturas se conviertan en la vanguardia del Ecuador, y esto no puede hacerse si se deja de lado la política nacional. El triunfo a gran escala dependerá en buena medida del compromiso y trabajo sostenido de su capital político. (O)