Los resultados finales del proceso electoral del 24 de marzo de 2019 han permitido efectuar un análisis, cada vez más amplio, de cómo se va configurando la nueva correlación de fuerzas políticas en el país. Algunos datos, que son ya de conocimiento general, permiten colegir que los partidos y movimientos que forman parte de la tendencia de izquierda y que fueron perseguidos por 10 años: Movimiento Popular Democrático, hoy representado junto a otros sectores sociales en Unidad Popular –lista 2– y Pachakutik –lista 18–, han alcanzado importantes triunfos en prefecturas, alcaldías, concejalías y juntas parroquiales.
No podemos olvidar que no había sabatina en la que Rafael Correa no vertiera veneno en contra de Unidad Popular o de Pachakutik, a varios de sus principales exponentes políticos o de las organizaciones sociales en las que tienen relación y simpatía. El ataque no fue solo verbal, se establecieron mecanismos punitivos en contra de dirigentes sociales y políticos de izquierda como Paúl Jácome, Mery Zamora, David Rosero, Sebastián Cevallos, Javier Cajilema, Cléver Jiménez, Lourdes Tibán, Salvador Quishpe, Pepe Acacho, Jaku Pérez y su compañera, entre otros, en la línea de golpear a las organizaciones de izquierda y atemorizar al movimiento social en su conjunto. El objetivo premeditado del correísmo en su momento fue impedir que la izquierda tenga espacios de representación política.
Es importante para la democracia y vida política del país que la izquierda haya podido mantener y, sobre todo, alcanzar nuevos espacios en medio de la dispersión de candidaturas en algunas ciudades y luego de la violenta ofensiva correísta de la cual la tendencia fue objeto. Las organizaciones de izquierda están analizando y reflexionando el alcance de estos resultados y las condiciones en las que llegaron. Pero es difícil negar que la izquierda se reposiciona, crece y sale fortalecida de este último proceso electoral, donde Unidad Popular alcanza 2 prefecturas, 15 alcaldías y 70 concejales. Mientras Pachakutik logra 16 alcaldías, más de 100 concejalías y 5 prefecturas –una en alianza con Unidad Popular en Cotopaxi–.
Este crecimiento de la izquierda no es fruto de la improvisación sino consecuencia de una importante vinculación con los sectores populares a los cuales jamás abandonaron a pesar de la persecución del correísmo; es fruto de un trabajo tesonero junto a los trabajadores y juventud, quienes han confiado en sus dirigentes no solo entregándole su voto sino contribuyendo decididamente en su lucha diaria y en la campaña electoral; es fruto de su movilización y denuncia contra la corrupción. El crecimiento electoral que han logrado UP y PK es, a la vez, consecuencia de la aplicación de sus políticas, que se pueden sintetizar en defender los intereses de los pueblos del Ecuador, por el Sí en la Consulta Popular del 2018, por ser firmes con sus principios unitarios y políticos.
La izquierda ha sido muy clara en admitir que la tarea no ha terminado, aún tiene mucho por hacer. Los prefectos, alcaldes y concejales electos por UP o PK tienen el compromiso de mantener la lucha por la defensa de los derechos de los trabajadores y pueblos; tienen la inmensa tarea de aportar a construir un proyecto unitario y de cambio para el Ecuador. (O)
* Expresidente de la FEUE