Hago acotaciones e interrogantes al artículo de opinión del 13 de mayo de 2019 del columnista Enrique Rosales. Como empresario de turismo me preocupan los conceptos y afirmaciones sobre el contrato de reestructuración de la denominada carretera Guayaquil-Salinas, la cual se encuentra casi destruida por falta de mantenimiento, sin que autoridad alguna haya puesto sobre el tapete motivos ni responsabilidades.

Uno de los pilares fundamentales del turismo es la conectividad, si la única vía de ingreso que tenemos no entra en reconstrucción inmediatamente, ¿cómo podemos aspirar a que el turismo fluya a la provincia Santa Elena? Coincido con Enrique Rosales al afirmar que esta provincia “es una de las más pobres”, verdad de Perogrullo para los que vivimos en este territorio y lo peor de todo es que tiene todo para poder constituirse en una de las más ricas y prósperas del país. Este aserto debe motivar al columnista a entregarnos otro artículo sobre las razones por las cuales no se puede realizar este sueño. Según la nota, existen “inconvenientes entre la ciudadanía y la contratista”. (¿ ?). “... la empresa está cuestionada..., se han levantado sospechas”, todo esto después de años esperando la rehabilitación o reconstrucción y de varios intentos para firmar el contrato de obras surgen inconvenientes por el costo del peaje, de las obras según lo expresa el artículo; además que las inconformidades son de tal magnitud y peligro que se ha constituido un “comité de defensa” de los intereses populares y pide al presidente de la República “evite un derramamiento inútil de sangre”. Esta última alarmante noticia me ha causado extrañeza porque al sector turismo no ha llegado información de naturaleza extremista; lo que hubo fue una manifestación popular de 11 personas. El problema radica en la falta de sociabilización para generar proyectos y ejecutarlos, lo hacen unilateralmente por economía de tiempo sin el concurso de los reales actores, lo cual se revierte cuando informan lo que han hecho al margen de los interesados, invitándolos a lo que llaman “socializaciones” del proyecto, donde se cuestionaron costos del proyecto y valor del peaje porque no había información relevante suficiente. Las principales voces salieron de comunas y barrios para oponerse, porque les habían informado que les costaría un “ojo de la cara” el pasaje, peaje, y “todo subiría”. Otros sectores cuestionaron el valor del contrato, sugiriendo que el proyecto sea más simple. El sector turismo ambiciona una carretera honestamente reconstruida a precios y especificaciones irrebatibles, facilite el desarrollo productivo de la provincia Santa Elena, que genere trabajo, no se la use como pretexto para subir precios de pasajes, productos ni para demagogia politiquera. Si existen dudas, ¿por qué no fueron resueltas en su momento? Si se tienen documentos o pruebas, ¿por qué no se resolvieron las discrepancias antes de firmar los contratos? Se ha formado un “comité de defensa” que recién ha obtenido una copia del contrato notariado, esto significa que hay que volver a la hoja uno. Estas acciones no son constructivas por carecer de fundamentos, lo que se obtiene es más pauperización para los sectores más débiles, la historia lo confirma, y las explicaciones con credibilidad deben darlas con transparencia el Ministerio y el contratista.(O)

Otón Arboleda Sánchez,

expresidente Cámara de Turismo, Salinas, Santa Elena