Desde hace más de 10 años la enfermedad transmitida por el hongo Fusarium raza 4 tropical, se presentó en las bananeras de Asia y específicamente en Filipinas; ahora el gran revuelo es que estaría posiblemente en Colombia y que pronto estaría entre nosotros. 

Dicha enfermedad afecta a las plantaciones de banano y plátano, da lugar al marchitamiento y finalmente a la muerte de las plantas.

Filipinas ha convivido con esta enfermedad durante más de una década con medidas sanitarias estrictas, en donde han sobrevivido los negocios formales, los que tienen la capacidad económica de controlar y aplicar todo el protocolo que para el efecto existe, mientras que los informales, y sobre todo los plataneros, tienen su futuro en riesgo si no toman en serio esta amenaza y, sobre todo, si el Estado a través del Magap –Ministerio de Agricultura y Ganadería– no los capacita y dota de los insumos y conocimientos suficientes para convivir con este hongo que mata los cultivos de banano. 

En la época del banano Gross Michel diezmado por el Fusarium (“extenso género de hongos filamentosos ampliamente distribuido en el suelo y en asociación con plantas”), existía una alternativa que era el cambio varietal por el plátano cavendish, ahora no existe esa alternativa; lo que hay es investigaciones sin resultados efectivos y prácticos, pretender que en dos años tendremos  una variedad resistente o una aplicación efectiva de algún producto que  erradique el hongo, es por lo menos muy optimista.

No podemos perder el tiempo. De demostrarse la presencia del hongo en Colombia, tratemos mediante barreras sanitarias de controlar su ingreso a Ecuador por la frontera norte; eso nos dará el tiempo suficiente para estar preparados. Para que esto funcione tenemos que, los productores, exportadores, importadores, asociaciones, academias, estaciones experimentales y sobre todo el Estado, estar de acuerdo en el protocolo de prevención y seguirlo estrictamente. De otra manera el país dejaría de ser el mayor exportador de banano en el mundo, con el 30% de participación; muchos agricultores y además integrantes de la cadena, serían afectados económicamente, creándose un problema social y sobre todo el bolón será una comida de lujo y posiblemente tendremos que importar el plátano verde.(O)

Cecilio Jalil Morante,

ingeniero agrónomo, Guayaquil