El Centro Gerontológico Municipal Dr. Arsenio De La Torre Marcillo, que se encuentra ubicado frente al centro comercial Albán Borja, en la ciudadela Urdesa, ha venido prestando atención íntegra, esmerada y profesional desde hace algunos años, a través de círculos de adultos mayores, a miles de hombres y mujeres que habitan en Guayaquil, de más de 60 años de edad, con manejo de sus capacidades para desenvolverse en la vida cotidiana; ha sido muy valioso e importante para todos los usuarios.
Las personas acudimos a los círculos de adultos mayores del Centro Gerontológico Municipal con mucha ilusión, con alegría y esperanza de vivir con dignidad, con respeto, nuestros años que nos quedan, muchos o pocos.
Tenemos programas cívicos, días de fiesta organizados por el personal técnico del centro, profesoras graduadas de la Universidad Católica de Guayaquil. No acudimos al centro “para apaciguar nuestra tristeza por la incomprensión del mundo que ya nos es hostil”, como unas personas se podrían imaginar...
Y ahora que toda la humanidad está confinada a permanecer en sus casas, creo que son las demás personas las que constituyen un peligro para los adultos mayores en que nos contagien más fácilmente. ¿Acaso el COVID- 19 solo ataca a las personas de la tercera edad? Sí hay más riesgo en la tercera edad y más aún cuando no son bien atendidas y cuidadas por sus propios familiares, quienes en muchas ocasiones solo buscan cómo deshacerse de ellos, porque de alguna forma son un estorbo (...).
Pero tanto los niños como los jóvenes y adultos en todas partes del mundo son víctimas de este mortal virus, y de muchas formas de maltrato, de negligencia de sus padres, de sus familiares y de la sociedad...
Gracias a Dios, existen en nuestra ciudad muchísimas fundaciones dedicadas a niños y jóvenes, sin embargo, para brindar atención a personas de la tercera edad, como lo ha venido haciendo el Centro Gerontológico Municipal Dr. Arsenio De La Torre Marcillo, de forma gratuita y ejemplar, creo que no existen muchos otros. Las actividades que recibimos nos ayudan a mejorar nuestra calidad de vida, como en los talleres de desarrollo social, de psicología, manualidades, gerontogimnasia, gimnasia en piscina, paseos...
Las personas que asistimos vamos llenas de ánimo e ilusión a nuestras clases, quizás no todas con excelente salud física, pero sí con una salud espiritual fuerte y viva donde no estamos pensando en la muerte como un castigo, sino más bien en una vida con Dios en la eternidad. Confiemos en Dios en que esta crisis sanitaria del coronavirus pronto pasará y la humanidad vuelva a vivir con empatía y amor. (O)
Alba Guadalupe Herdoíza Rodríguez, Guayaquil