Nuevamente, como ocurre cada cuatro años, en los meses previos a las elecciones presidenciales y parlamentarias resuenan críticas, desde malhumoradas a frenéticas, debido a las postulaciones, primero de precandidatos y luego de candidatos que, a pesar de su multiplicidad ideológica y social, no complacen a disgustados ciudadanos, tanto mujeres como varones.

¿Será acaso que cosechan lo que han sembrado?

Porque si no han sembrado o ayudado a sembrar o a cultivar: ¿por qué esperan cosechar algo que les satisfaga?

¿Existe el civismo o la política por encargo?

En caso de que la respuesta fuera: sí… ¿cómo se controla que se cumpla la voluntad del mandante? ¿Qué mecanismos de control y supervisión debería considerarse en tal sistema para lograr la efectividad que se anhela?

¡Hágalo usted mismo! Es una expresión motivadora que suele utilizarse tanto en campañas educativas como publicitarias: ¿habrá que incorporarla tanto en el lenguaje cívico como en el político?

¡Cuánto necesitamos de una mayor y mejor educación cívica y política!

¿Cuántas vocaciones para el servicio y bienestar de la comunidad no solamente que se han perdido, sino que ni siquiera fueron fecundadas porque el ambiente social se los impidió?

¿Qué frases serán más comunes en el lenguaje familiar ecuatoriano: las que estimulan o las que desestimulan el actuar en política?

¿Cuál es su experiencia personal, la de sus familiares, amigos y compañeros de trabajo sobre este tema?

¿Por qué no se anima a realizar una breve, pero seria, encuesta sobre estímulos familiares y sociales respecto de la política y me comunica para tener una muestra verdaderamente indicativa y publicarla, para conocimiento general?

Toda muestra sirve y un buen trabajo de investigación puede llevarnos a conocimiento invaluables, de gran utilidad social.

¡Cuánto se ha hablado, escrito, ofrecido y no realizado sobre la formación cívica y política de la sociedad!

¡Cuánta falta nos ha hecho y parece que así continuará!

En tiempos de campaña electoral, como el que se nos avecina, miramos a nuestro alrededor y vemos lo poco que se ha logrado.

Si estoy equivocado en mi apreciación me gustaría que usted me lo haga notar y me proporcione la forma de acceder a las pruebas en contrario, pues sería muy importante socialmente difundir la existencia de escuelas de civismo o de política, que los partidos y movimientos políticos o grupos de ciudadanos organizados e integrados vienen realizando con la altruista esperanza de llegar a tener gobiernos nacionales y locales cada vez más honorables y eficientes.

No basta lamentarse por los fracasos administrativos, me parece que debemos realizar los esfuerzos necesarios para que no siga ocurriendo.

No es suficiente solamente hablar o predicar, pues nos corresponde, a usted y a mí, obrar en la medida de nuestras capacidades y de acuerdo con nuestra conciencia ciudadana, impregnada de amor a la patria, la provincia, el cantón, la parroquia, el recinto o el anejo al que pertenecemos.

¿Está usted de acuerdo? ¿Le gustaría que mejoráramos? ¿Sería tan amable en darme su opinión? (O)