Si los valores hablaran, hoy en día clamarían para no ser violentados, relegados y olvidados en nuestra sociedad a todo nivel, por lo que pretendo dar voz a los valores y principios a través de este artículo.

Soy yo la honestidad –e integridad–, que cada día tengo que enfrentar y oponerme a la utilización de medios ilegales, prácticas nefastas y no correctas, cuando me robas la esperanza a través de tus fraudes, argucias y trampas. En el momento que otorgas un puesto jerárquico a quien no se lo merece y no te importa, cuando premias la deshonestidad, revalorizas la ineptitud y proteges la inutilidad e inoperancia.

Soy yo la lealtad –y fidelidad–, que matas con tus actitudes cuando colocas siempre por encima tus intereses individuales, me traicionas y rechazas el bien común.

Soy yo la justicia, que reprimes ante la ausencia de castigo frente a los hechos que lo merecen y sigues actuando como si hubieras hecho lo correcto. Cuando promulgas una ley, decreto o reglamento que no va en beneficio de todos y me mantienes inmersa en el teatro de la impunidad. Me hablas de derechos y me violentas hasta la inteligencia.

Soy yo la verdad, que tergiversas y me conviertes en la víctima que se desangra día a día cuando tus promesas de campaña, discursos, programas y planes no garantizan igualdad de oportunidades, me marginalizas con tus acciones, incapacidad e indiferencia.

Soy yo la capacidad, la superación, perseverancia, esfuerzo, que escondes y no me das la condición de una vida digna, que tengo que reclamar por mi salario ya trabajado, por plazas y oportunidades para emprender, por salud, por educación, por rescatar mi patrimonio, arte e historia. Me devastas cuando no me respetas, me discriminas por mi color de piel, ideas, género, capacidades especiales o costumbres.

Soy yo la autonomía, que vulneras cuando me sometes a tus requerimientos sin considerar mi libertad individual y mis derechos. En el momento que me otorgas algo, producto de mis impuestos, trabajo, dinero y haces notar que es un favor.

Soy yo la alegría, optimismo, felicidad empatía, que llora, sufre y muere cuando empoderas las inequidades, no me proteges de las violencias, cuando defiendes un proceso que sabes que no es transparente, cuando te escondes detrás de equipos técnicos, cuando tratas de justificar lo ilógico.

Soy yo la sensibilidad, compasión que agoniza cuando me hablas de ética y ni siquiera comprendes el concepto, mucho menos su aplicación, ni de liderazgo, y opacas a tu equipo de trabajo, cuando envidias el talento de otros, lo odias, y además eres indiferente a la pobreza, al hambre, al suicidio, al maltrato de animales, naturaleza y a toda forma de vida. En el momento que oprimes, insultas, cosificas, traficas, robas, delinques, asesinas, te asocias para el mal, te apropias de las ideas sin dar el mérito a quien corresponde, cuando le apuestas a la mediocridad y a la viveza.

¡Soy los valores que claman por el conocimiento, paz, desarrollo, cultura... ¡Empodérame en tu vida diaria! (O)