Ver la última temporada de The Crown nos ha hecho recordar la vida de Margaret Thatcher, la famosa Dama de Hierro. Aquella mujer que, habiendo nacido en 1925 cuando aún el voto femenino no estaba permitido en su país, logró convertirse en la primera mujer en ocupar el cargo de primera ministra del Reino Unido en 1979. Sus ideas siguen siendo fuente de inspiración para políticos de todo el mundo. Su ideología se basó en empoderar al ciudadano permitiéndole labrar su propio destino sin depender de las dádivas que le regalaba el Estado. Estaba convencida de que el poder del Estado debía ser limitado y estar siempre al servicio de sus ciudadanos. Solía decir: “No existe la sociedad; hay hombres y mujeres individuales”.

Thatcher recibió un país empobrecido que llevaba un largo periodo de declive económico. Heredó un gobierno grande y sobregirado, con la mayor presión fiscal e intervención estatal de Europa. Once años más tarde dejó al Reino Unido con una de las economías más competitivas del mundo, un superávit presupuestario y un aumento en el PIB per capita del 35 % que se vio reflejado en un mejor nivel de vida de la gente. Todo esto lo logró a través de políticas liberales influenciadas por el pensamiento de intelectuales como Milton Friedman y Friedrich Hayek. Margaret creció en medio de una familia de comerciantes donde su padre era el dueño de dos tiendas de comestibles. Ahí aprendió desde muy temprana edad que no se podía gastar más de lo que ingresaba. Esto mismo lo aplicó en su gobierno y desde sus primeros años decidió reducir fuertemente el gasto público y el Estado benefactor. Decidió liberalizar el mercado laboral y combatir el poder de los sindicatos. Durante sus once años de gobierno apoyó mucho a los empresarios, redujo impuestos y fomentó la puesta en marcha de pequeños negocios. Era una convencida de que la empresa privada era el motor de la economía, la que creaba riqueza y la que podía ofrecerle a la gente, a través de su propio trabajo, una vida más digna. Una de las primeras reformas que hizo fue ofrecerles a los ingleses la posibilidad de comprar y ser dueños de sus propias viviendas, puesto que era el Estado quien tenía la propiedad. Entre sus políticas más destacadas estuvo también la privatización de las empresas estatales de teléfono, gas, electricidad y la línea aérea British Airways, las cuales acumulaban un alto déficit y una baja productividad. Alentó a las personas a invertir en pensiones privadas y ahorrar a través del mercado de valores. Fue una fuerte detractora del socialismo y de la Unión Soviética.

Una de sus frases más famosas fue: “El socialismo fracasa cuando se les acaba el dinero… de los demás”.

El Ecuador necesita también tener su propia revolución liberal, como la liderada por Margaret Thatcher. El próximo gobierno recibirá un país con problemas similares a los de la Inglaterra de los años ochenta. Solamente un liderazgo fuerte y decidido, como el de la Dama de Hierro, con un programa riguroso de reducción de impuestos, una cultura empresarial de respeto a la propiedad privada, desregulaciones e instituciones fuertes podrán llevarnos a una nueva era de progreso. Margaret pudo lograrlo, ahora nos toca a los ecuatorianos aventurarnos en el mismo camino. (O)