Ecuador está atravesando momentos difíciles en su economía; si bien es cierto que las exportaciones de productos no tradicionales han aumentado en el 2020, aproximadamente, en 12%, muchas empresas han recortado presupuestos, despedido a personal y paralizado sus inversiones para este 2021.

A eso se suma que el mercado interno está contraído y que las elecciones para presidente y asambleístas están a la vuelta de la esquina. Los ecuatorianos están alerta y pendientes del futuro del país, con un mercado tan pequeño de tan solo 17 millones de habitantes, las exportaciones de todo tipo de productos no petroleros se vuelven cada vez más y más interesantes y necesarios.

Estados Unidos es un mercado atractivo para los exportadores ecuatorianos, puesto que cuenta con una población de aproximadamente 328 millones (2019) de habitantes y el 11% de esa población es latina, es decir, existe un mercado potencial en Estados Unidos, nostálgico, de alrededor de 32 millones de personas, a eso le sumamos el mercado que busca productos primarios como son el banano, atún, brócoli y demás, y la potencialidad de exportaciones crece aún más para los productos ecuatorianos.

Las exportaciones de Ecuador a Estados Unidos bordean los 400 millones de dólares y con el Sistema General de Preferencias (SGP) que se mantuvo en vigencia hasta el 31 de diciembre de 2020, ciertos productos ecuatorianos podían entrar sin pagar aranceles, lo cual hacía nuestros productos más competitivos y atractivos para el mercado americano.

Sin embargo, con el cambio de mandatario en Estados Unidos y movimientos en las distintas instituciones, la renovación del SGP se ha visto pausada. Si bien existe un proyecto para una renovación de unos 6-16 meses, Ecuador no puede depender de las renovaciones constantes de este sistema porque no brinda estabilidad ni certeza a nuestros exportadores.

Es así que es imperativo que el siguiente gobierno suscriba un acuerdo comercial con Estados Unidos, con negociadores capaces de transmitir las necesidades del sector empresarial ecuatoriano exportador, sin afectar a nuestra industria local. Permitir a nuestros productos alcanzar más mercados cuyo poder adquisitivo es alto, nos da la facilidad de innovar y diversificar la oferta exportable.

Los intercambios y transacciones comerciales internacionales de importaciones y exportaciones no tienen como objetivo la fuga de capitales, más bien buscan estimular la economía, crear empleo y atraer inversiones. Estamos en una situación económica donde no nos podemos dar el lujo de que Colombia y Perú sigan aumentando su oferta exportable, siendo más competitivos y ganando más espacio en los mercados internacionales, mientras que los productos ecuatorianos no, aunque sean reconocidos por calidad. En este mundo globalizado, la competitividad y las cadenas globales de valor marcan tendencias.

Ecuador puede convertirse en referente mundial en muchos productos e innovar en otros también, pero mientras no tengamos estabilidad y certeza, como país, en que nuestros productos entrarán con preferencias arancelarias a otros mercados, es complicado invertir y ser competitivo. (O)