El sistema de compras públicas, a pesar de ser una buena idea, fue bastante mal concebido y pobremente implementado.
Yo siempre tuve la impresión de que se trata de una buena idea, pero en mi concepto no se debe confundir compras de tipo general con compras eminentemente técnicas.
Leyes, compras públicas y corrupción
Actualmente, en ese sistema prima la concepción de compras de tipo general, imponiendo esa idea a compras de equipos tecnológicos. Gran parte del personal que trabaja en compras técnicas no es técnico, es administrativo y burocrático y cuando alcanza mayores niveles profesionales son abogados o economistas.
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Existen en las instituciones estatales necesidades tecnológicas que exceden la comprensión de profesionales como abogados, auditores, economistas, quienes por su formación en muchas ocasiones orientan las adquisiciones exclusivamente por precios. Voy a poner un ejemplo: en una ocasión se solicitaba por parte de un usuario un viscosímetro automático y el personal de compras públicas para poner un presupuesto referencial tomó como base un viscosímetro manual. Esto lo que hace es distorsionar las compras de equipos tecnológicos que podrían contribuir al desarrollo de nuestro país.
Lo que hace falta, como asunto de fondo, es diferenciar claramente el tipo de compras. Las que sean de equipos tecnológicos deben ser manejadas por personal técnico, con experiencia en el campo en las mismas instituciones. (O)
José Manuel Jalil Haas, ingeniero químico, Quito