La Navidad, cuya semántica es “nacimiento”, se trata de muchísimo más que un día y tiempo festivo donde recordamos la venida de Jesús al mundo; es la manifestación más extraordinaria del amor de Dios por el ser humano. Encontremos la profundidad de su amor y voluntad en las Sagradas Escrituras, ellas proclaman que Jesús vino a liberarnos de lo que nos separa de Dios: pecados, egoísmo y falta de vida espiritual. Esta es la razón por la que Jesús dice: “He aquí, Yo estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”.

Jesús quiere habitar en nuestro corazón y moldearnos a su imagen y semejanza; esa es la verdadera Navidad. Si anhelamos tener a Jesús en nuestro corazón, podremos escuchar su voz y abrirle la puerta; Él nos hará miembros de la familia de Dios. (O)

Ramiro Montalvo Malo, arquitecto, Guayaquil