La entrevista al candidato Pedro Granja, del Partidos Socialista Ecuatoriano (PSE), publicada el 20 de enero, suscita por lo menos tres curiosidades que quiero comentar:

Primero. De su lectura se percibe un divorcio entre la prédica de quienes lo postulan (PSE) y la plataforma política del candidato. Granja dice ser partidario de un “socialismo muy a la sueca, muy moderno…”. Granja dice no creer en un socialismo al estilo cubano con tarjetas de racionamiento. Vale recordar que en el año 2006 el PSE candidatizó a Rafael Correa Delgado a la presidencia. Y ese triunfo significó la instauración del socialismo del siglo XXI en el Ecuador, pues Correa ganó –y hoy hay que recordárselo a los electores– diez elecciones incluyendo la del periodo de su exvicepresidente Lenín Moreno.

Pedro Granja, candidato del PSE: Yo creo en un socialismo muy a la sueca, moderno y que aplaude la inversión público privada

Segundo. A Granja le parece irrelevante el número de asambleístas que logre el Partidos Socialista Ecuatoriano en esta elección. Afirma ni conocerlos, pero a renglón seguido confiesa que “se ha puesto a gente que no es de mi confianza... y que responden a intereses absolutamente diferentes”.

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Tercero. El abogado Granja se declara partidario de un modelo abierto a la inversión público-privada y para fomentar el desarrollo de sectores estratégicos alentará inversiones de empresas españolas, suecas, alemanas y estimulará la concesión de carreteras aspectos que “no tiene nada que ver con comunismo ni con izquierda”.

Estas opiniones muestran que Granja propone, en teoría, un gobierno social-demócrata con alto grado de participación pública, características de la Constitución de Montecristi, que precisamente tiene al Ecuador marchando en el mismo terreno.

Cruce de epítetos entre los candidatos Pedro Granja y Henry Kronfle en un programa de televisión

Con el debido respeto, le recomiendo al candidato leer el libro Por qué fracasan los países de los académicos Daron Acemoglu y James Robinson, quienes acaban de ganar el premio Nobel de Economía. Hoy, las sociedades están abiertas porque la transformación tecnológica y la era digital han superado muchos paradigmas, desideologizando el desarrollo económico y político.

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Seremos los electores al acudir a las urnas los que decidamos nuestra suerte. (O)

Xavier Neira Menéndez, economista, Guayaquil