La presente carta es para manifestar nuestras inquietudes por lo que acontece en Mapasingue Oeste, a lo largo de las avenidas séptima y octava, y sus intersecciones: callejón primero y calles primera, segunda, tercera y cuarta, respectivamente. Este sector tiene más de 70 años y actualmente, por el crecimiento que ha tenido la ciudad, se encuentra en el nuevo centro de la ciudad.
En esta carta solicitamos a las autoridades encargadas que nos ayuden y pongan un orden al caos, que ya tiene muchos años pendiente. A lo largo de la avenida octava o calle 18 noroeste, desde la vía a Daule, hasta el fondo de esta avenida, su calzada se encuentra deteriorada; existe un abuso indiscriminado por parte de los informales y dueños de negocios de la vía pública; en las calles y aceras todos los días hay acumulación de basura; ruido escandaloso de los altoparlantes; por un reducido espacio que queda de la avenida circulan peatones y toda clase de vehículos, siendo un peligro inminente para todos; las construcciones, remodelaciones y una gran cantidad de negocios que existen carecen de un respeto mínimo por las normas de construcción. Urge disponer de una ordenanza para regularizar todo este desmán.
La avenida séptima, desde la vía a Daule, se encuentra con su calzada en mal estado; faltan muchas tapas de las cajas ciegas a lo largo de la calle, que han sido sustraídas junto con los tendidos eléctricos, telefónicos y de internet; cabe agregar que los postes de estas entidades están por caerse.
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Asimismo, las calles primera, segunda, tercera y primer callejón tienen su calzada en mal estado. Estas se unen a las avenidas mencionadas.
Hay que puntualizar que en la calle primera, que se interseca con las avenidas sexta, séptima y octava, ya han ocurrido numerosos accidentes de tránsito por no respetar los discos pare. Por este sector circulan líneas de buses, así como vehículos pesados y livianos; urge disponer semáforos, señalización horizontal y vertical para evitar accidentes.
Construcciones y la naturaleza
En este sector existe mucha inseguridad. A toda hora se ve cómo transitan muchos drogadictos que tienen atemorizados a todos los que viven aquí. Estos individuos duermen en las aceras, causan desmanes e incluso algunos venden drogas. Urge que las autoridades devuelvan la tranquilidad a este sector.
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Con los antecedentes señalados, esperamos la ayuda de las autoridades encargadas para que estas pongan orden. Los residentes cumplimos pagando los impuestos por los servicios básicos y prediales, y aspiramos a que este sector con más de 70 años tenga su regeneración total. (O)
Guillermo Esparza R., Guayaquil
