Bahía de Caráquez, cabecera cantonal de Sucre, fue fundada el 3 de noviembre de 1875 y por lo tanto en los próximos meses cumplirá 150 años de cantonización. Desde sus primeros años, la ciudad se convirtió en uno de los principales puertos del país, lo cual, entre otros aspectos, motivó la construcción del ferrocarril Bahía – Chone (1912) con la finalidad de facilitar el traslado de productos de exportación e importación, desde y hacia la ciudad, respectivamente. El crecimiento era notorio y vertiginoso durante los primeros 70 años de vida, luego de lo cual fue decayendo por la dificultad de navegación de ingreso al puerto, debido a la natural sedimentación del canal de acceso y por no tener un eficiente abastecimiento de agua para uso humano, debido a lo lejano de las fuentes de agua dulce.

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La economía de la ciudad fue decayendo y perdió su importancia frente a otros puertos, sin embargo, en el año 1965 se inauguró la Planta de Tratamiento de Agua Potable La Estancilla, para abastecer a la ciudad a través de una conducción de 48 km de longitud y que en su oportunidad constituyó una solución esperada por años, dando lugar a la formación de la denominada mancomunidad que involucró el abastecimiento, desde la mencionada planta, a los cantones de Bolívar, Tosagua, Junín y San Vicente.

La luna de miel duró poco en virtud de problemas técnico–operativos que no se han podido resolver a lo largo de los años y la ciudad ha padecido de forma intermitente de desabastecimiento de agua potable, a tal punto que en la actualidad no recibe agua potable durante cinco meses y sin signos de solución a corto plazo, pese a que se argumenta por parte de los operadores que se han invertido ingentes recursos en operación y mantenimiento que ha incluido hasta repotenciación de algunos equipos obsoletos, sin embargo, el resultado siempre es el mismo, falta de agua, frente a lo cual solo es posible argumentar: falta de capacidad técnica, corrupción o ambos, adicionado al ingrediente político.

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Política criminal

Al momento existe el diseño de un proyecto de abastecimiento de agua potable para Bahía de Caráquez y Leonidas Plaza que capta el agua del río Carrizal un poco antes de llegar al estuario, el cual ha recibido críticas, a mi criterio infundadas o no documentadas, entre las que se destaca una excesiva turbiedad y el peligro de tener en la captación la presencia de pesticidas o metales pesados que provienen de los sistemas de riego aguas arriba de la captación. Al respecto, es necesario hacer notar que Guayaquil tiene la planta potabilizadora en el río Daule a 25 km de la ciudad y aguas arriba existen miles de hectáreas de riego y la planta no tiene problemas de ninguna naturaleza excepto por exceso de turbiedad en periodos de lluvia extremadamente grandes, lo cual siempre está considerado en este tipo de proyectos.

Se hace imperioso, más allá de la retórica política, escoger, en el marco de la ley, un aliado estratégico privado y firmar un contrato de prestación de servicios para que invierta, bajo su responsabilidad y riesgo, en la construcción del proyecto y tenga la responsabilidad de administrar el sistema y hacerse cargo de la distribución, comercialización y cobranza. En este esquema la responsabilidad es del privado y las regulaciones respecto a las tarifas y demás serán dadas por la municipalidad, quien a su vez, será la responsable de velar por el cumplimiento del contrato. (O)

Jacinto Rivero Solórzano, ingeniero civil, Guayaquil