El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) sigue siendo uno de los mayores problemas para la salud pública mundial. La tasa de incidencia de VIH y SIDA entre los adolescentes está en aumento. El VIH es el agente etiológico del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), perteneciente a la familia Retroviridae, que tiene dos géneros, lentivirus, que incluye los virus de inmunodeficiencia humana 1 y 2 (VIH-1 y VIH-2).

Estadísticas mundiales sobre el VIH, según la ONU, indican que aproximadamente 40 millones de personas vivían con VIH en el mundo, y cerca de la mitad de los nuevos casos reportados son de personas entre los 15 y 24 años de edad. Cada semana alrededor de 4.900 mujeres jóvenes contraen la infección por VIH; y en el 2021 tenían acceso a la terapia antirretroviral 28,7 millones de personas. En estos últimos años, los grupos de población clave (trabajadore/as sexuales y sus clientes, los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres (HSH), las personas que se inyectan drogas, las personas transgénero) y sus parejas sexuales representaron el 70 % de las nuevas infecciones por VIH a nivel mundial. El aumento de la epidemia de VIH/SIDA entre los adolescentes HSH y las mujeres transgénero puede explicarse por una combinación de factores asociados a esta etapa de la vida, un alza de la tasa de iniciación sexual sin uso de preservativos y de las relaciones sexuales sin protección. La situación es más grave en los adolescentes con mayor vulnerabilidad social, los HSH más jóvenes, que pocas veces se realizan pruebas diagnósticas de detección precoz de VIH y tienen con mayor frecuencia sexo sin protección; lo cual sube el riesgo de empeoramiento del escenario epidémico para los próximos años. La OMS indica que la epidemia de VIH en la región afecta hoy en día de manera desproporcionada a ciertas subpoblaciones (grupos de poblaciones de riesgo): hombres que tienen relaciones sexuales con hombres (HSH), mujeres transgénero y ‘trabajadoras’ sexuales; estos tres grupos representan la mitad de las nuevas infecciones en los últimos años. El 23 % de las personas con VIH en América Latina y Caribe desconocen su infección, y un tercio se diagnostica tarde con inmunodeficiencia avanzada (contaje linfocitos CD4 menos de 200 por mm3 de sangre). Aproximadamente 1,3 millones de personas que viven con VIH estaban recibiendo tratamiento antirretroviral (TAR) en América Latina y 210.000 en el Caribe, a fines del año 2019, es decir un 60 % de cobertura de TAR entre todas las personas que viven con VIH en América Latina y un 63 % en el Caribe. La profilaxis preexposición (PrEP) se destaca por su eficacia y efectividad en la prevención de la infección por el VIH. Para reducir la incidencia del VIH en adolescentes, se necesita una política fuertemente basada en el conocimiento de dicha enfermedad, específicamente en la población con menos acceso a servicios de salud pública. Para lograrlo, un 95 % de enfermos con VIH deben estar diagnosticados precozmente; un 95 % de personas deben tomar tratamiento antirretroviral temprano (TAR) que les salve la vida, y el 95 % de los casos tratados deben tener suprimida la carga viral (menos de 40 copias de ARN VIH) para beneficio de su salud como para reducir la transmisión del VIH. (O)

Jaime Galo Benites Solís, doctor clínico intensivista, avenida Samborondón