Al recorrer por distintos sectores de Guayaquil, sobre todo por aquellos donde aún no llega regeneración urbana, es común encontrar distintas formas de contaminación. Levantamos la mirada, divisamos la contaminación visual que provocan el tendido de redes eléctricas y la falta de estética del armado de sus estructuras, sumados los cables de redes de telecomunicaciones colgados en los postes, connota que la ciudad es como una jungla llena de ‘lianas conductivas’ que son peligro latente para los transeúntes que caminan por debajo de cables y ciertas estructuras.

Las estructuras de energía eléctrica dentro de la ciudad, el 80 % pasan de los 40 años de uso, me indicaron personas en la CNEL; es causa de la poca importancia de los gobiernos que han transcurrido, al no crear una política pública para garantizar la modernización del sistema. En sectores conocidos con el término ‘nuevo Guayaquil’, donde los servicios son escasos, prima el tendido clandestino de cableados, a consecuencia que no existiría acuerdo entre el Municipio y la empresa eléctrica para realizar un censo y adjudicar el suministro correspondiente. Las instituciones pueden trabajar coordinadas para remplazar estas ‘estructuras’ hechas por el pueblo por un sistema bien diseñado y pagado. (O).

Carlos Rogelio Jara Gómez, estudiante de Comunicación, Guayaquil