Estimada señora Pinto, su reciente designación como compañera de fórmula de Daniel Noboa para las elecciones presidenciales de 2025 ha generado una profunda inquietud, especialmente ante los conflictos que han empañado la relación entre el presidente y la actual vicepresidenta, Verónica Abad. Estos hechos no solo evidencian las complejidades inherentes a este binomio, sino que también revelan los peligros latentes de ocupar un cargo de esta magnitud en un entorno marcado por desconfianza y persecución política.

¿Quién es María José Pinto, la compañera de fórmula de Daniel Noboa?

La vicepresidencia de Abad ha sido un triste recordatorio de cómo un rol que debería ser de apoyo mutuo y cooperación puede transformarse en un escenario de confrontación y traición. Para cualquier aspirante al cargo de vicepresidente, ignorar esta realidad no es una opción. Usted debe demostrar, sin ambigüedades, que está preparada para enfrentar estas dinámicas con firmeza y claridad. Su compromiso con la democracia no será evaluado solo por palabras, sino por su disposición a respetar la dignidad institucional sin vacilaciones.

Un líder que titubea ante la injusticia o que evita condenar la persecución política, como la sufrida por la vicepresidenta Abad, revela una preocupante debilidad moral. Un candidato a vicepresidente que no se atreve a desafiar las injusticias corre el riesgo de convertirse en un peón manipulable, incapaz de defender los principios que deberían guiar su gestión. Su papel no es ser una figura decorativa; es ser una voz firme y decidida, capaz de representar a toda la nación con integridad.

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Daniel Noboa y María José Pinto, el binomio presidencial que proclamó el movimiento ADN

En un escenario político donde las emociones y los prejuicios a menudo superan a la razón, los aspirantes a cargos públicos deben demostrar una coherencia y responsabilidad inquebrantables. Es imperativo que quienes ocupan estos cargos lo hagan con una brújula moral clara, no solo para fortalecer nuestras instituciones, sino para romper el ciclo de desconfianza y fragilidad que ha socavado nuestra democracia.

Por ello, con el mayor respeto, las siguientes preguntas son fundamentales. ¿Aceptaría usted una misión diplomática en un país en conflicto, si el presidente lo decidiera como un medio para apartarla de Ecuador? ¿Considera usted que el aislamiento político de un vicepresidente es una decisión respetable y compatible con los principios democráticos? Si fuera elegida y enfrentara presiones para renunciar, ¿sería capaz de mantener su compromiso con los electores o cedería ante dichas presiones? ¿Cree usted que es justo y apropiado politizar los procesos judiciales contra familiares de funcionarios públicos? ¿Cuál es su postura sobre la sucesión constitucional en caso de una ausencia temporal del presidente? Entre varias preguntas más.

Vicepresidenta Verónica Abad denunció por presunta violencia política a Daniel Noboa

Con el debido respeto, y disculpándome por cualquier impertinencia, estas interrogantes buscan explorar su perspectiva sobre cuestiones clave de liderazgo, democracia y ética, así como su capacidad para manejar situaciones de presión y conflicto.

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El país necesita líderes valientes, comprometidos y transparentes. (O)

René José Betancourt Cuadrado, abogado internacionalista, Quito