Hace poco pasé por el Colegio Nacional Guayaquil y pude darme cuenta de que casi está abandonado. Su fachada integral lo delata. Es increíble que a pocos días de empezar las clases ese emblemático centro de estudios esté en esas deplorables condiciones.
Escuché una vez de colegios réplicas que se iban a construir, o sea se iban a hacer colegios exactamente iguales o similares, sin embargo lo que he visto es cajones con el nombre exacto del anterior, es decir solo el nombre lo han replicado.
Falta de mantenimiento vial en Ecuador
Ojalá alguna autoridad se apiade de ese símbolo de educación secundaria y que la enseñanza también sea una réplica del que existía ahí hace décadas. Por lo menos se podría reparar y pintar dicho establecimiento para elevar la autoestima de quienes estudian ahí. No por ser un colegio fiscal merece esa suerte, más bien de ahí salían personajes femeninos que han aportado al país enormemente con sus legados de preparación y buenos valores.
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No hay que olvidar que un ambiente agradable y una estructura bien conservada con una estética mejorada dice mucho de quienes administran los bienes del Estado y resalta la personalidad de los educandos y de los educadores. Los establecimientos vistosos elevan la moral y salud mental. No dejen que aumente el deterioro que siempre resulta más oneroso.
Ojalá que si esto se llega a dar, sea un real y genuino adecentamiento, y retumbe o contagie para que suceda lo mismo con otros célebres colegios fiscales o nacionales, que a lo mejor van por el mismo deterioro estructural y educativo. Pongan banderas del Ecuador a la entrada de los colegios para que pueda ser que la conciencia cívica los despierte. (O)
Édgar Saldaña, Guayaquil