Hace muchos días, la señorita prefecta del Guayas se quejaba porque sus antecesores no habían ejecutado las obras necesarias para impedir las inundaciones de Guayaquil. Si se refería a la construcción de muros a lo largo del segmento que bordea a la ciudad, con toda consideración debo decirle que los muros no brindan la suficiente protección contra ese fenómeno, porque el río Guayas es el canal que conduce el agua que se recoge en toda la cuenca hidrográfica que abarca aproximadamente 34.500 kilómetros cuadrados y es la desembocadura de los ríos Daule y Babahoyo.

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Para entender cuáles son las causas de las inundaciones, sus consecuencias y cómo prevenirlas, supongamos que la gran mitad superior del embudo y sus compartimentos son lisos como el vidrio; si vertemos sobre ella una gran cantidad de agua, veremos que esta agua al llegar a la parte de la mitad longitudinal del tubo de descarga, se desborda y humedece todo lo que está a su costado. Si se quiere evitar este desbordamiento, se debe forrar la superficie ancha de la mitad del cono con capas de material que absorba la mayor cantidad de agua posible. Con esta simulación, podremos entender que si en las partes altas de la cuenca no se tiene una cobertura vegetal apropiada y bien manejada, los desbordamientos de los ríos en Guayaquil, Babahoyo, Daule y otras ciudades situadas a lo largo de las partes bajas de los ríos se van a inundar, por más muros altos que se pongan, pues el país está sometido a los efectos de un cambio climático que hace impredecible la cantidad de agua que va a caer con las lluvias. En tiempo de sequía, al no haber la capa protectora que acumula agua y va dejando a lo largo del tiempo que salga poco a poco el agua, los ríos se secarán. La Secretaría de Gestión de Riesgos lo que hace es remediar los efectos de los desbordamientos, no evita que estos se produzcan.

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Por lo expresado, la labor de los prefectos sería la de trabajar con los ministerios de Agricultura y Ganadería y del Ambiente sendos planes integrales de manejo de las cuencas hidrográficas respectivas. De ellos se deben derivar los planes de desarrollo rural, que nunca se han hecho; lo cual ha provocado, además de las inundaciones, la migración campesina. (O)

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Carlos González Sánchez, ingeniero agrónomo, Quito