Diana Salazar Méndez se encuentra investigando a Mayra Salazar Merchán, dentro del escandaloso caso Metástasis. Durante hora y media esta última rindió su testimonio anticipado el pasado 28 de marzo, con un libreto perfectamente redactado por ella y su abogado, con el cual contó hasta lo inimaginable sobre la gente que delinquía con ella y viceversa, cerrando con broche de oro toda su actuación verdaderamente digna de un Óscar, hasta con lágrimas de cocodrilo incluidas. No dijo ni una coma fuera de lo que estaba leyendo y casi me convence de que hay que indultarla por su “arrepentimiento” de novela, del cual se comieron el cuento varios medios que hicieron eco de esa estrategia bien planificada y adiestrada por su jefe.

Autorretrato de Mayra Salazar. Así narró su ascenso y caída en el mundo de la corrupción judicial y su cercanía con el crimen organizado

Tan es así que como no estaba en el guion, no respondió ningún tipo de preguntas de las múltiples que le formularon, enervando el derecho a la interpelación y a la contradicción de las defensas técnicas de los otros sospechosos involucrados en esta amplia red delincuencial.

Fiscal general, Diana Salazar, rinde testimonio anticipado dentro de causa por intimidación en la que es procesado Colón Pico, supuesto líder de una facción de Los Lobos

Particularmente me hubiera gustado más que detalle bien su expresa participación en cada uno de los tantísimos presuntos delitos, a más de desenmascarar y hundir a sus compinches del hampa. Su único interés particular seguramente será obtener una décima o máximo una quinta parte de la pena que normalmente le correspondería, gracias a su cooperación eficaz. Aunque realmente merezca todo el peso de la ley sobre ella, la sacará bien barata, mientras más “venda” al resto de implicados en esta red.

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Acerca de la fiscal general

Lo interesante es ver en dos banquillos diferentes y frente a frente, a las dos jóvenes Salazar. La una, que lucha diariamente por la justicia con suma valentía y coraje contra la corrupción y el narcotráfico, solamente apoyada en su inquebrantable fe cristiana y amor por la justicia. Y la otra, que le vendió su alma con tal de obtener dinero fácil, sin importarle su propia vida, ni la de sus seres queridos. (O)

César Eduardo Benítez Jiménez, abogado, Guayaquil