Nunca la perdí, me lo decía el corazón, un día antes de las elecciones, escribí con certeza y justas razones que triunfaría la sensatez y la razón. Cuando la mayoría de los ecuatorianos decidimos votar por la libertad, con base en nuestros principios y lealtad, sabíamos que el cambio estaba en nuestras manos. Acudimos decididos a no aceptar la esclavitud, que nos amenazó en todo momento, y más temíamos con tormento por nuestra frágil niñez y juventud. Vi emocionado el rostro de la sabiduría, asistir presuroso a esta cita con la cordura, con su mente opuesta a la locura, la tercera edad, que ellos pensaron no asistiría. Votamos con fe y esperanza, para todos por un futuro mejor, no con odio; lo hicimos con amor, con prudencia y templanza.
El Ecuador que Noboa hereda de Noboa
Una parte reconoció su triunfo con sencillez; pero al mismo tiempo la otra parte, con derroche de altanería, rechazó los resultados una y otra vez. Tremenda cachetada para el tirano; como una piedra en su zapato hemos sido. Ecuador como un león ha rugido, rechazando un sistema socialista ufano. Con este maravilloso estado de ánimo, visualizamos mejores oportunidades, para superar presentes y futuras dificultades, al buscar un progreso magnánimo. Felicitaciones importantes hemos recibido de países con economías bien desarrolladas, cuyas democracias no han sido arrolladas por un sistema abusivo.
Carta al presidente de la República, Daniel Noboa
Mis sinceras felicitaciones a quienes se atrevieron a cambiar nuestro destino con valentía, de pie, no de rodillas, como en otros días, a hacer lo que otros no hicieron. Ganó la patria, la sensatez, la templanza; con sencillez, sin bravuconadas, sin amenazas, en estas jornadas. En Ecuador resurgió la esperanza. En este momento empezamos un nuevo reto, cometeremos errores de buena fe sin duda, pero nos levantaremos y seremos de gran ayuda, al bienestar de todos con respeto. Ahora, a cumplir lo ofrecido con trabajo y amor. Que Dios bendiga al Ecuador. (O)
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Luis Alberto Hurtado Riera, Guayaquil