El doctor Carlos Julio Arosemena Monroy tuvo una frase para calificar a las personas nacidas en Guayaquil: “ser guayaquileño es tener una actitud ante la vida y una resolución ante la muerte”, lo que es muy cierto, el guayaquileño es valiente, emprendedor, solidario y alegre.

‘Necesitamos un momento de distracción’: los guayaquileños disfrutaron del desfile de carros alegóricos en la avenida 9 de Octubre

El guayaquileño no espera mucho para que le den haciendo las cosas, simplemente las hace, se arriesga, aprende de sus errores y continúa mejorando sus emprendimientos. Es industrioso, es comerciante, es emprendedor, es arriesgado.

Sí, así es el guayaquileño, pero también es ingenuo, cae impactado por las ofertas de campaña, cuando de elegir se trata, de quienes les ofrecen “el oro y el moro” y le entrega su voto en las urnas, lo elige aun cuando después se decepcione. En ocasiones ha elegido a grandes insultadores, que gracias a Dios son cosas del pasado; ha elegido a grandes ladrones, que al parecer siguen haciendo sombra a sus ancestros, hombres de honorabilidad y llenos de patriotismo.

Publicidad

Bomberos de Guayaquil rindieron homenaje a la ciudad encendiendo las sirenas y luces de sus unidades durante desfile

El guayaquileño es “madera de guerrero”, es un ciudadano que quiere a su ciudad y también quiere a su patria. Sin embargo, hay quienes no conocen del todo nuestra historia y nos califican, o más bien nos descalifican, de manera grotesca y muy diferente de lo que somos.

Ese será y es el guayaquileño de ayer, de hoy y de siempre. Cualquier otro calificativo que se le impute es equivocado y grotesco.

Los heroicos huancavilcas, representados por Guayas y Quil ,prefirieron inmolarse, –según cuenta la historia o la leyenda– antes de sucumbir y aceptar el dominio de extraños, que llegaron de otras latitudes del planeta para despojarlos de sus bienes y riquezas. Primero los conquistadores, luego los piratas y después los gobiernos antiguayaquileños, que permanentemente han centralizado sus rentas, para devolvérsela a medias, y por supuesto los traidores, que desde la lejanía pretenden que ciertos países enemigos del Ecuador y ciertas instituciones internacionales nos castiguen para poder regresar “por más”.

Publicidad

Niños y adultos mayores que se capacitan en los nueve CAMI fueron parte del desfile Guayaquil, ciudad de todos

Guayaquil y el guayaquileño han reclamado siempre lo que siempre les ha pertenecido: su libertad y su autonomía, y estuvieron y están dispuestos a morirse, a exiliarse o migrar, antes que bajar los brazos, antes que bajar la frente y a arremeter con firmeza, en las urnas, a sus nuevos libertadores. Así somos. (O)

Sucre Calderón Calderón, abogado, Guayaquil