Desde enero de este año, en el país vivimos oficialmente una situación de conflicto armado interno. Como país hemos enfrentado históricamente varias guerras, nacionales o internacionales, guerras por conflictos fronterizos, guerras civiles y ahora conflicto interno armado. En las guerras internacionales el “enemigo” se identifica con facilidad, mientras que en las internas no necesariamente. Dentro de la historia se han dado guerras civiles en el país por posturas políticas –conservadores contra liberales, por ejemplo–, en las que los ecuatorianos se han dividido según sus posturas en los distintos bandos. Las guerras internacionales generalmente nos unen, y las guerras civiles nos dividen.

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El conflicto interno actual tiene la particularidad de que los ecuatorianos no tenemos claro el “enemigo” a combatir. El narcotráfico no es una postura política. Parece más a tener que combatir una guerra de carácter internacional que a una invasión de territorio. Por primera vez enfrentamos un conflicto interno causado por un enemigo externo.

Sobrevivientes

Señales claras de esto no nos han faltado. En Ecuador nos conmocionamos por la muerte de un candidato en las últimas elecciones. A la fecha existen ya varios funcionarios públicos que han sido asesinados. Si creemos que hemos tocado fondo, podemos ver que en México fueron asesinados varios candidatos a puestos políticos en las últimas elecciones. Y allá se siguen discutiendo salidas “políticas” al problema del narcotráfico, cayendo en un círculo vicioso que solo favorece a los causantes del problema.

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La guerra interminable

En ese círculo nos encontramos en Ecuador. Discutiendo sobre qué Gobierno es el más responsable de lo que está sucediendo, maquillando las cifras para las próximas elecciones, peleando entre nosotros mismos. Estamos en una guerra en la que el enemigo no es interno y el país se debería unir a combatirlo. (O)

Christian Pavón Brito, profesor universitario, Guayaquil