Hemos visto y vemos las complicadas semanas de Valencia, y también la gran humanidad a la hora de unirnos por un fin, el de ayudar. Todas esas personas indiferentemente de su color, raza o país se han unido para ayudar a los valencianos que están sufriendo un calvario ocasionado por la DANA.
Hoy habéis demostrado humanidad, grandeza y especialmente al cruzar ese puente con cubos, barreños, escobas, palas, comida y agua. Hoy los valencianos necesitan ayuda, saber que estamos ahí, apoyando hasta que esto pueda volver a la normalidad. Hoy muchos lloran las vidas truncadas, el dolor se adueña del alma, la furia es lo que se muestra en momentos tan convulsos. Se busca justicia, pero el enfado no se frena, se buscan respuestas a todo lo sucedido. Demasiadas vidas truncadas: niños, jóvenes y adultos. Esperemos que aprendamos de todo esto y lo más importante que los políticos dejen de jugar y empiecen a arrimar el hombro, aquí no hay colores, ni bandos, lo que hay es gente sufriendo y que necesita ayuda.
El último abrazo: cuando mañana ya no existe
Ojalá muchos aprendiesen de todo corazón a ayudar como se ha visto en Valencia, a no ser malos y sobre todo a no hacer daño en los momentos complicados. La vida es tan corta que no estamos aquí para ensañarnos con nadie, sino para vivir de forma que podamos convivir en paz y sin levantar el hacha de guerra.
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Hoy recuerdo las palabras de mi abuelo: “El tiempo pone todo en su lugar”. El tiempo será el verdadero verdugo, el que dirá y demostrará muchas cosas.
En estos momentos el silencio es algo a lo que me aferro. (O)
Alexia Rodríguez Pequeño, Vigo, España