Que alegría y que honor verme rodeado de hijos y nietos, son sensaciones que se sienten adentro, en el alma. Una doctora me dijo hace poco que vea en Netflix un documental de doctor Deepak Chopra, este nos invita al viaje hacia el interior a explorar el alma, todo el mundo habla de ella, pero nadie la ha visto ni la ha tocado, solo la hemos sentido cuando hablamos en el lenguaje del silencio tocando las sutiles teclas del amor.

El sedentarismo emocional

Desde que tengo uso de razón y de tanto explorar a los sabios clásicos, todos, sabios y filósofos nos hablan del alma y de ese siempre postergado viaje hacia el maravilloso mundo interior donde moran el espíritu, el amor, los sentimientos y algunos nos dan su fórmula de cómo hacerlo a través de la meditación, del conocimiento, del tao, de la inspiración, de la iluminación, de la oración, del inconformismo. Mientras Deepak Chopra asegura que la verdadera vida comienza después de esta vida y que somos inmortales a la imagen y semejanza de Dios.

El verdadero amor

Recuerdo haber leído que desde hace muchos años una pitonisa en el templo de Delfos le exigía a Sócrates que se conozca a sí mismo y él muy sabiamente le contestó “solo sé que nada sé” y por eso hoy se lo considera uno de los más sabios de esa época; “conócete a ti mismo” esa es la más sabia invitación porque del exterior ya hemos explorado del macrocosmos: el Sol, la Luna, las estrellas; hemos visto y medido algunos planetas, hemos bordeado todos los ríos, lagunas y mares con los pinceles de los luceros; hemos explorado los átomos, los protones, los electrones, los positrones; hemos explorado las células, los cromosomas y los genes; y todo esto es transitorio y deleznable. Y el espíritu y el alma, que son eternos, ¿para cuándo? Creo que el mejor método para llegar a Dios, el alma y el espíritu es el silencio. (O)

Publicidad

Hugo Alexander Cajas Salvatierra, médico y comunicador social, Milagro