Se fue el invierno y con el verano comienzan a venir pacientes con diferentes enfermedades respiratorias que no es tan fácil diferenciarlas hasta que no se tenga un reporte de laboratorio adecuado.

Los médicos sabemos que los virus tienen la capacidad de mutar, de cambiar, y el COVID-19 original ha variado primero al ómicron y a otras cepas, como el FLiRT, una variante del ómicron.

¿Será que estamos normalizando el miedo?

Los síntomas de esta variante son fiebre, tos, dolor de garganta, secreción nasal, dolores musculares, escalofríos; a veces vienen acompañados de náusea, vómito y diarrea, pérdida del olfato y dificultad para respirar.

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El tratamiento es sintomático: hidratación, expectorantes, antibióticos por la posible infección bacteriana que acompaña a esta enfermedad, analgésicos, antiinflamatorios; hay que tener cuidado con la transmisión de estos virus y se debe usar mascarilla, hacer lavado de manos, mantener distancia y evitar aglomeraciones.

Tabaquismo y cáncer

En cuanto a la tosferina, es una enfermedad que me la sé de memoria porque me tocó atender muchos casos. Es peligrosa en niños menores de 3 meses porque puede ser mortal y muchos neonatos necesitan ser internados en hospitales pediátricos porque se pueden ahogar por los excesos de tos; es una tos quintosa y permanente que los niños muy pequeños se pueden ahogar. Los niños mayores y jóvenes sí pueden lidiar con esta enfermedad, aunque demoran para curarse por lo general de 4 a 6 semanas con el tratamiento adecuado.

La mayoría de los jóvenes deberían estar vacunados, porque la vacuna triple difteria, tétanos y tosferina se la pone obligatoriamente a los 2, 4, 6 y 15 meses con un refuerzo a los 5 años. Revisen los carnés: a los que están vacunados no les va a dar tosferina.

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La solución siempre serán las vacunas. (O)

Hugo Alexander Cajas Salvatierra, médico y comunicador social, Milagro