Una vez más en nuestro país se alerta a la ciudadanía sobre situaciones que implican actividades financieras bastante sospechosas cuando ya están en plena boga y se expanden como reguero de pólvora, involucrando a cientos de personas que corren el riesgo de que sus datos personales sean captados y posiblemente utilizados en acciones ilegales y hasta delictivas.

‘Uno vende los ojos’. Cientos de personas permiten el escaneo de los iris por ‘bono’ en criptomonedas Worldcoin que luego cambian por dinero, en Guayaquil y Quito

Pero eso no es lo más grave, sino el hecho de que las entidades llamadas a efectuar el control de esas actividades (como la Superintendencia de Compañías) desconocen de la existencia legal y la operación de la empresa Worldcoin, de cómo es que se realizan transacciones financieras con criptomonedas cuando su uso no está autorizado en el país (acorde con la Superintendencias de Bancos y de Economía Popular y Solidaria), del tratamiento que se está dando a los datos personales de los ciudadanos obtenidos a través del escaneo del iris de los ojos (lo cual debería investigar la Superintendencia de Protección de Datos), del cumplimiento de las obligaciones tributarias (de cual debería preguntar el Servicio de Rentas Internas) y del origen lícito de los valores pagados en el canje de las criptomonedas (de lo que se debería encargar la Unidad de Análisis Financiero). Por lo mencionado cabe cuestionar: ¿prestan alguna utilidad estas mal llamadas entidades de control?; ¿será acaso que nos hemos acostumbrado a reaccionar cuando estallan las cosas como en los casos Notario Cabrera y Don Naza? (O)

Luis Vizuete Santos, ingeniero comercial y CPA, Guayaquil