En la actualidad vivimos en un mundo dominado por el ruido y la distracción, la capacidad de silencio y reflexión parecen un acto de resistencia. Parecería que nuestro país está hecho para eliminar la vida interior y, por consiguiente, de ejercer una de las cualidades más esenciales del hombre: la capacidad de pensar.

En una famosa frase del libro Pensamientos (1670), Blaise Pascal habla justamente del peligro de la falta de silencio y reflexión. Dice: “he descubierto que toda la infelicidad de los hombres proviene de una sola cosa: no saber permanecer en reposo en una habitación”. El hombre de hoy, más que nunca, es un ser que busca constantemente distracciones, nos cuesta la capacidad reflexiva, nos aterra incluso enfrentarnos a nosotros mismos en la soledad y el silencio.

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Asimismo, la falta de silencio y reflexión da paso a todo aquello que destruye la esencia del ser humano, como la violencia. No obstante, los seres humanos somos capaces de razonar, cosa que nos diferencia del resto de criaturas en este mundo, las cuales actúan meramente por instinto. Se podría decir que sin la filosofía seríamos como el resto de animales, y nos desplazaríamos (solamente) alrededor del dinero, así como las ardillas se mueven por las nueces. Consecuentemente, seríamos ignorantes de todo aquello que nos hace especiales, aquello que verdaderamente importa: la capacidad de ser una mejor persona cada día.

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Finalmente, aunque la filosofía muchas veces no recibe la atención e importancia que merece en nuestro país, es un aspecto de la vida del ser humano que no puede ser ignorado, dado que una vida sin filosofía es una vida que no vale la pena ser vivida.

Innovar para sobrevivir

Considero que un mundo sin filosofía es un mundo lleno de caos, donde ni los más cuidadosos pensarían antes de actuar. (O)

Luis Adolfo Neme Massuh, estudiante de Filosofía, Guayaquil