El problema de nuestra realidad es que la mayoría de las personas que manejan la cosa pública no están preparadas para hacer lo que deberían de hacer, por eso son manipulados por cualquiera que ellos creen que tienen superpoderes y que son invencibles e invulnerables. En el libro de Walter Riso El camino de los sabios, en uno de sus apuntes advierte que toda hoja de vida debería incluir nuestro modo de vida, “dime qué has hecho y te diré quién eres”, “dime de dónde vienes y de dónde tus bienes”, “dime qué has hecho y te diré cuánto te creo”.

En el silencio está la paz

Alguna vez le preguntaron a Antístenes, el cínico, ¿qué había aprendido de la filosofía?, y su contestación fue: “el ser capaz de hablar conmigo mismo”.

Siempre me recuerdo de mi viaje a Florencia, las imágenes del Moisés, de David y en el Vaticano la imagen de la Piedad, ahí me enteré por el guía que esas perfecciones habían sido esculpidas por Miguel Ángel y que cuando le preguntaron que cómo así tanta belleza, tanta perfección y él les contestó: “yo no hice gran cosa, ellos siempre estuvieron ahí en el mármol, yo solo lo descubrí y los liberé”.

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Sin ideales no hay salvación

Y yo me pregunto si Miguel Ángel fue capaz de esculpir una roca, ¿por qué el ser humano no emprende en esta bella y fascinante tarea de esculpirse a sí mismo e ir en busca de ese interior donde están guardados todos nuestros secretos y todas nuestras virtudes? Plotino, un filósofo romano, aconsejaba un método para hallar la belleza interior: “regresa a ti mismo, si aún no te ves bello como a ti te gusta, quita, raspa, pule y limpia hasta que te veas como algo que te guste”, endereza todo lo que sea tortuoso, limpia todo lo que esté sucio, abrillántala hasta que aflore tu virtud, hasta que aflore tu sabiduría.

Debemos echar a la basura los miedos, malos hábitos y los vicios, solo así saldrá tu verdadero yo. (O)

Hugo Alexander Cajas Salvatierra, médico y comunicador social, Milagro