El pedido de los dirigentes del transporte público al Gobierno nacional es solicitar alargar dos años la vida útil de las unidades, porque no tienen recursos para cambiarlas, sin embargo, no se dan cuenta de que alargando el tiempo de cambio lo que hacen es incrementar la penuria económica.
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Lo grave es que esta situación no acabará nunca, porque el problema radica en que la clase del volante no tiene cultura financiera. Estos desconocen el concepto de depreciación, su valor y el destino. La depreciación es el gasto contable que refleja la pérdida degenerativa del valor de una máquina conforme pasa el tiempo, esté o no trabajando, cuyo valor se obtiene de dividir la adquisición para la vida útil, valor que el empresario transportista debe retener y guardar diariamente, para que cuando haya llegado al fin de la vida útil, lo ahorrado sirva para cambiar la unidad. Si esto se cumple no hay necesidad de buscar financiamiento alguno, desgraciadamente no se cumple, y de ahí viene toda la penuria económica del transportista. Otro concepto que desconoce el gremio del transporte es de vida útil, confunde con la vida física o mecánica, que para fines de recaudación impone el Gobierno. Vida útil o económica es un concepto contable que se presenta cuando se igualan el ingreso y el egreso del negocio (punto de equilibrio). En el momento en que los gastos superan a los ingresos (altos costos de mantenimiento) el empresario transportista debe cambiar la unidad, de lo contrario el negocio va en pérdida.
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Desgraciadamente, es lo que está pasando ahora mismo y es otra causa para sus quejas. La cultura financiera es lo que hace falta en el gremio del volante en Ecuador. La solución es que en las escuelas de capacitación de conductores profesionales incluyan en la malla curricular la materia de Finanzas del negocio del transporte. (O)
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Marco Antonio Zurita Ríos, Quito
