El vicepresidente de la República, doctor Alfredo Borrero, anunció que las farmacias de los hospitales públicos ya no serán las que despachen las medicinas de las recetas de los pacientes. Esto abre camino a que los pacientes que han sido enviados por sus médicos a recoger sus medicamentos vayan directo a farmacias externas, las cuales se verán obligadas a atenderlos.

Muchas personas discrepan de la idea de otorgar al sector privado la administración de insumos médicos, como son los medicamentos. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que esta próxima disposición evitará que las farmacias de los hospitales públicos sean focos de corrupción, ya que se ha visto a funcionarios abusando de su poder, perjudicar a los hospitales derrochando el dinero mediante compras de pocos medicamentos a precios excesivos. Los hospitales y la salud no pueden ser víctimas de la corrupción. Resulta indignante saber que los hospitales más importantes del país como el Hospital Carlos Andrade Marín, Eugenio Espejo, etc., se encuentren escasos de medicamentos y los pacientes y sus familiares deban ir a comprar las medicinas a otras farmacias, cuando el Gobierno debe garantizar el tratamiento. Esta disposición hará un cambio necesario en la administración de los insumos médicos, para que la salud no sea motivo para lucro de pocos y al contrario beneficie a muchos. (O)

Erick Raúl Andrade Saráuz, Quito