No siendo mi especialidad determinar cuáles serían los caminos apropiados y efectivos para orientar y quizá interesar a los mal llamados ‘padres de la patria’ y al ‘primer caballero’ (no le alcanza el desempeño del cargo que ostenta para decir “yo, presidente”), me siento motivado a solicitar a estos indolentes señores: ¡hagan algo por los ecuatorianos respecto a la despiadada delincuencia que nos agobia!, que está hundiendo al país tan activo y sano por lo menos en un 98 % (por supuesto, ese 2 % es, según mi humilde criterio, atribuido a sanguinarios delincuentes, errados políticos y corruptos por tradición).