Los antiguos griegos utilizaban un impuesto voluntario, para quienes tienen más capacidad de pagar; un impuesto que los ricos no tratan de evadir sino que pagan voluntariamente más que de lo que les correspondía legalmente; un impuesto que se gaste en lo que desee la persona que lo pagó; un impuesto que implique poca burocracia.

Los griegos clasificaban los impuestos de acuerdo a la ética: la libertad o el despotismo de la sociedad, podían medirse a las normas y las medidas que le permiten al Estado obtener ingresos tributarios.

Quizás habría que seguir el ejemplo de la antigua Grecia también en esto.

No había impuesto sobre la renta. Los gravámenes no eran el camino por el cual eran compartidas las riquezas de los acaudalados con el pueblo. Esto se hacía de acuerdo a una alternativa voluntaria llamada la liturgia. Que viene del griego antiguo leitourgia, que significa “trabajo de la gente”, el sentido del deber público.

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El filósofo Aristóteles desarrolló el tema. Su “hombre magnífico” dio grandes sumas de dinero a la comunidad. Los pobres nunca podrían ser magníficos porque no tienen los medios financieros.

El médico Hipócrates, fundador de la medicina, creía en esa responsabilidad social y les aconsejaba a sus homólogos que a veces dieran sus servicios a cambio de nada. Y si hay una oportunidad de servir a extraños en difícil situación financiera, asistirlos adecuadamente a todos.

La emergencia de la actual crisis fiscal, social y de seguridad del Ecuador necesita el financiamiento para sostener y vencer la guerra contra la delincuencia.

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Los antiguos griegos han alimentado nuestra educación desde las matemáticas, ciencias, teatro y filosofía, ¿por qué no aprender el sistema de impuesto de ellos?

Quizás habría que seguir el ejemplo de la antigua Grecia también en esto. (O)

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José Danilo Nieves Llanga, Guayaquil