Puede que sea un error de apreciación de mi parte, pero pareciera que este año muy pocos recordaron el Día Internacional de la Discapacidad. ¿Amerita en el país recordar o celebrar dicho día?

Después de leer una carta sobre este tema me decidí a escribir sobre él, ya que amerita destacar eventos que dan sentido a la presente colaboración.

¿Quién mejor que una persona que adolece de una discapacidad física y enfrenta día a día los obstáculos que impone la sociedad para escribir al respecto?

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Gracias a Dios y el desempeño de la profesión que alcancé gracias al esfuerzo de mi madre, que puso todo su empeño en educarme para que me defendiera en la vida, adquirí hace ya 15 años un automóvil, el cual con las adecuaciones del caso puedo utilizar para movilizarme, pero el tiempo pasa factura y amerita cambiarlo hasta por seguridad. Pero, ¡oh sorpresa!, concurrí a una concesionaria para cotizar un vehículo nuevo y me encontré con una serie de restricciones: ahora debo gestionar una autorización en aduana para importar el carro, que debo recalificar mi discapacidad en el Ministerio de Salud, que debo adjuntar información de un familiar que eventualmente podría manejar el vehículo para no tener restricciones en su movilización y finalmente que solo puedo adquirir uno de los modelos que dicha concesionaria estima que puede adquirir una persona con discapacidad. Y yo me preguntaba: ¿pero si en las noticias he visto que muchos carros de lujo con el sticker de discapacidad circulan en el país y hasta exasambleístas se movilizan en carros de lujo que han sido importados amparados en carnet de discapacidad con absurdos niveles de discapacidad que evidentemente no tienen? He allí que el discurso político en el país dice que las personas con discapacidad somos “sujetos de derechos”, suscritos por el Estado en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Desdice mucho de la realidad y se crea toda esta serie de obstáculos que impiden una verdadera inclusión que se nos permita ser sujetos capaces de aportar con esfuerzo, talento y compromiso al desarrollo y engrandecimiento del país.

No queremos que nos regalen peces; queremos que nos enseñen a pescar. Ya lo dijo el reconocido Stephen Hawking: “Si tu cuerpo te limita, no dejes que tu mente también lo haga”. (O)

Luis Vizuete Santos, ingeniero comercial y CPA, Guayaquil