Con mucha preocupación he observado la extremada tolerancia de autoridades de nuestro país ante el ultraje que una ciudadana extranjera hace unos días hiciera en contra de nuestro sagrado Himno Nacional. Aquella triste parodia constituye para los ecuatorianos una verdadera afrenta que solo merece el repudio de quienes hemos nacido en este terruño y en aras de sentar precedentes exigimos que sea sancionada con todo el rigor de la ley.

El himno y nosotros

De esta manera hago un llamado a las instituciones cívicas, Fuerzas Armadas, universidades y centros de educación en general para que eleven su enérgica voz de protesta ante la afrenta recibida por parte de esta ingrata ciudadana que no merece los miramientos que los ecuatorianos solemos brindar a quienes nos visitan en calidad de amigos o hermanos. (O)

Flavio Zúñiga Alarcón, expresidente de la Fundación Símbolos Patrios, Guayaquil