Tengo una preocupación y es el de cuántas fundas plásticas se desechan a la basura que no se desintegrarán en 100 años y si son enterradas en vertederos no permitirán que la tierra absorba el agua de la lluvia que permitiría la desintegración de los desechos como periódicos, papel y productos no plásticos. Es posible educar a una población para que tome conciencia de los problemas que causan los desechos y para que desde sus hogares realicen un mejor manejo de ellos. También los supermercados podrían ayudar etiquetando las fundas con designaciones como abono orgánico y una lista de lo que se podría poner como cáscaras de papa, frutas, vegetales, todo lo que se considera abono orgánico, de esa manera los ciudadanos y las personas que manejan la basura la pueden clasificar más eficientemente y verter esos desechos en el lugar adecuado, al igual que la funda plástica que se usó. Lo mismo se podría hacer etiquetando fundas con nombre de desechos de plásticos en los que vienen frutas, desechos de cartón, etc. La mayoría de personas que va a un supermercado por lo menos recibe unas diez fundas plásticas y los empleados pondrían los productos que corresponden a cada funda etiquetada. Es una idea que considero que ayudaría a resolver un problema tan grande como este. (O)

Lucy Ebert, Quito