La biometría de huellas digitales no es una tecnología novedosa, ha estado presente en el mercado durante años debido a su precisión y facilidad de uso, lo que la convierte en una herramienta ideal para la autenticación de identidad; esta tecnología altamente confiable se integra fácilmente con los sistemas existentes del Registro Electoral y del Registro Civil.

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No hay razón técnica, jurídica o económica que justifique la falta de implementación de la biometría por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE) para garantizar la transparencia en los procesos electorales en Ecuador. Esta tecnología ha demostrado su eficacia en diversos sectores, desde las telecomunicaciones hasta la seguridad bancaria, donde incluso las cooperativas de ahorro y crédito más pequeñas la emplean para proteger información sensible y asegurar el acceso virtual a sus sistemas. Con los avances tecnológicos, los costos de implementación de sistemas biométricos han disminuido considerablemente, haciendo accesible el hardware necesario, como los escáneres de huellas dactilares, incluso para implementaciones a gran escala, como las elecciones.

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Jurídicamente no existe impedimento alguno que prohíba a los vocales del CNE utilizar la biometría en los procesos electorales. De hecho, su implementación podría fortalecer la transparencia y legitimidad del proceso electoral, en consonancia con los principios establecidos en el Código de la Democracia, que busca asegurar elecciones libres, justas y seguras. Dado que la biometría es una tecnología ampliamente utilizada para la seguridad de información en sectores sensibles, y considerando que los costos y requisitos técnicos están dentro de las capacidades del CNE, no hay justificación válida para su falta de implementación en los últimos procesos electorales. Adoptar la biometría no solo mejoraría la seguridad e integridad del sistema electoral, sino que también aumentaría la confianza del electorado en el proceso democrático.

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Elecciones

Además, la biometría es clave para asegurar la autenticidad de cada votante, disminuyendo considerablemente el riesgo de fraude electoral por suplantación de identidad. Al registrar la información biométrica de cada votante, se impide que personas fallecidas voten, que existan más votos que votantes en los recintos electorales, fortaleciendo así la integridad del proceso electoral. La implementación de esta tecnología no solo refuerza la seguridad del sistema electoral, sino que también aumenta la confianza pública. (O)

Raúl Ernesto Santamaría Salazar, magíster en telecomunicaciones y abogado, Guayaquil

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