Como ese barco que navega por altamar, envuelto por una densa y cerrada niebla, y que se deja llevar a merced de los sistemas de navegación inventados, para poder seguir el rumbo a ciegas. Así se podrían comparar algunas de las situaciones que nos plantea la propia vida, en la que dependemos de circunstancias ajenas a nuestra voluntad, y que están en manos del destino.

La declaran con muerte cerebral y pudo salvar la vida de su esposo: la lección de amor y donación de órganos de Sibele Augusta y Mário

De repente, se diagnostica una enfermedad incurable, en la que solo cabe, como opción de alto riesgo, el trasplante de órganos, para poder seguir con vida por un período de tiempo superior al que se esperaba. En ese momento, la perspectiva de seguir vivo queda envuelta en una densa y cerrada niebla, a merced de una concatenación de personas, máquinas e instrumentos, que se organizan para continuar con vida. Esa vida que se esfumaba, volverá a permitir a esa persona tener más fuerza, cariño y amor con el que naufragaba. (O)

Jesús Sánchez-Ajofrín Reverte, Albacete, España