El desarrollo infantil es un proceso único, pero existen hitos que nos orientan sobre si un niño crece emocional, social, motora y lingüísticamente de forma adecuada. Detectar a tiempo posibles dificultades es clave para ofrecer el apoyo necesario en el momento justo.
¿Por qué es importante detectar de forma temprana? Durante los primeros años de vida, el cerebro tiene una alta plasticidad. Esto permite que las intervenciones sean más eficaces y duraderas. Según Shonkoff y Phillips (2000), estos años representan una “ventana de oportunidad” para el aprendizaje y el desarrollo. Intervenir a tiempo puede mejorar significativamente la autonomía, la adaptación social y el aprendizaje del niño (Zerbino y Gutiérrez, 2018).
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Existen señales de alerta que los adultos deben conocer, por ejemplo: no responde a su nombre después del primer año (CDC, 2022); escaso contacto visual o falta de interés compartido; ausencia de palabras o frases al cumplir dos años; conductas repetitivas sin propósito claro; reacciones intensas ante estímulos sensoriales; y la falta de imitación de gestos o acciones simples.
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Estas señales no implican un diagnóstico, pero sí justifican una consulta con especialistas como psicopedagogos, fonoaudiólogos o neurólogos infantiles.
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Hablemos del caso de Tomás (nombre ficticio). A los dos años y medio, Tomás no hablaba ni sostenía contacto visual. Tras una evaluación psicopedagógica, se detectó un trastorno del desarrollo del lenguaje. Gracias a la intervención oportuna, hoy con cinco años, se comunica con frases y participa activamente en un entorno inclusivo.
¿Qué pueden hacer las familias? Primero, observar sin comparar, pero con referencia a los hitos del desarrollo. Segundo, consultar ante cualquier duda. Tercero, estimular desde casa con juegos que fomenten lenguaje, interacción y motricidad (Vygotsky, 1978). Y cuarto, valorar cada pequeño avance como un gran logro.
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La vía a la costa: entre pasos elevados y omisiones que cuestan vidas
La detección temprana transforma vidas. Como profesionales y sociedad, debemos acompañar con empatía y sin prejuicios el desarrollo de todos los niños. (O)
Melissa Katherine Torres Paredes, psicopedagoga, Daule